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INCIDENTE EN EL MEDITERRÁNEO

Tibia reacción mundial ante el acto bélico de EE UU

JOSÉ A. SOROLLA, La reaccion mundial al enfrentamiento bélico de ayer en el Mediterráneo, que concluyó con el derribo de dos aviones Mig-23 libios, fue tibia.

El Gobierno español se limitó a asegurar que "sigue con atención y preocupación el desarrollo de los acontecimientos". Según el director de la Oficina de Información Diplomática (OID), Juan Leña, el Gabinete "se muestra preocupado por cualquier acción en el Mediterráneo que conduzca al incremento de la tensión en la zona".

En Londres, el Gobierno de Margaret Thatcher mostró su convencimiento de que la acción de Estados Unidos no fue premeditáda, mientras en Bruselas, la OTAN, mediante un portavoz de su mando supremo en Europa, se manifestó ajena al conflicto y aseguraba que ninguna unidad se encontraba en estado de urgencia.

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"El conflicto está fuera de la competencia de la OTAN, y todo depende de la VI Flota norteamericana y de Washington", dijo la misma fuente. Italia, que fue el objetivo del lanzamiento de dos misiles libios en 1986, incrementó ayer las medidas de observación y vigilancia.

Por su parte, la Unión Soviética se mantenía en silencio a última hora de la tarde, aunque antes del incidente había advertido contra "cualquier acción militar no provocada", en aparente alusión a las amenazas estadounidenses de bombardear una supuesta fábrica de armas químicas cerca de Trípoli.

Los acontecimientos bélicos en el mar Mediterráneo que se producen tras las acusaciones norteamericanas de la fabricación por parte de Libia de armas químicas "refuerzan la necesidad y la urgencia de la Conferencia de París", que se abrirá el próximo sábado y que pretende avanzar hacia, la prohibición y destrucción de este tipo de armamento, declaró ayer el ministro francés de Asuntos Exteriores, Roland Dumas.

El jefe de la diplomacia francesa había convocado un encuentro con la Prensa para presentar la. conferencia, que se abrirá en la sede parisiense de la Unesco, pero el incidente libionorteamericano centró lógicamente todo el interés. Dumas se mostró evasivo ante las reiteradas preguntas sobre el ataque norteamericano e intentó deslindar el incidente del marco de la conferencia, que reunirá durante cuatro días a 140 países, 75 de ellos representados por los ministros de Asuntos Exteriores. No obstante, insistió en que la: tensión en el Mediterráneo, "que Francia desea que no aumente", hace "más necesaria la decisión de la comunidad internacional de dar el alto a la fabricación de armas químicas".

La Conferencia de París, según Dumas, debe dar "un impulso político" a las bloqueadas negociaciones de desarme de Ginebra, destinadas a diseñar el instrumento jurídico que permita la prohibición de la fabricación de armas químicas, la destrucción de las existentes, la verificación y las sanciones a los países que incumplan la convención.

Roland Dumas relacionó la necesidad de la verificación con las acusaciones norteamericanas sobre la fabricación por parte de Libia de armas químicas en la fábrica Pharma-150, situada a unos 60 kilómetros al sur de Trípoli.

El ministro francés de Asuntos Exteriores negó cualquier relación entre la denuncia norteamericana y la apertura el sábado de la Conferencia de París. "Estados Unidos reveló la existencia de la fábrica libia a sus aliados de la OTAN el pasado mes de julio", dijo. Recordó que "los libios han desmentido las acusaciones del Departamento de Estado y del Pentágono" y agregó que "no hay elementos para emitir un juicio definitivo" sobre si la fabricación de productos farmacéuticos, objetivo de Pharma-150, según Trípoli, esconde en realidad la producción de armas químicas.

Dumas anuncié la apertura de una investigación para averiguar si la fábrica francesa De Dietrich, situada en Alsacia, ha suministrado a Libia materiales para la fábrica denunciada por Washington.

"Las primeras investigaciones indican que no hay una entrega directa de materiales a Libia", dijo Dumas, quien desplazó la cuestión a las otras fábricas de la República Federal de Alemania, el Reino Unido y Suiza acusadas también por Estados Unidos de facilitar a Libia la fabricación de armas químicas. La empresa francesa De Dietrich ha reconocido que cuenta entre sus clientes con la sociedad alemana occidental Inihausen Chemie, que, según Washington, ha participado en la construcción de la fábrica libia.

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