Caza de brujas vaticanas
Su corresponsal don Juan Arias, excelente por tantos conceptos, persiste en su habitual caza de brujas vaticanas. Si, como parece ya evidente, no puede tratar los temas vaticanos con respeto ecuánime, por lo menos podría hacerlo con seriedad.Su crónica sobre la muerte del banquero Calvi está tan llena de infantilismos que no parece digna de la categoría de EL PAÍS. Por ejemplo: el comentario de su viuda sobre la supuesta amenaza vaticana -"para nosotros, matar no es un mal, porque se trata sólo de separar el alma del cuerpo y llevarla al cielo"- merecía no ser transcrita, no ya por respeto hacia el Vaticano, sino por piedad hacia la misma viuda. No es honesto citar una estupidez de este calibre.
Pero todo se aprovecha para dar al tema el color que se desea. Ustedes mismos destacan en un titular que Calvi apareció colgado del "puente de los Frailes Negros". Y, ciertamente, ésta es la traducción de Blackfriars. Tal como lo ponen ustedes, y después de la crónica de Juan Arias, parece que el puente del supuesto suicidio era dominio de un oscuro poder clerical. Pero no ignora usted que Blackfriars era el nombre vulgar de la Orden Dominicana, muy extendida en Inglaterra en la Edad Media, y ha quedado como nombre de muchas calles y lugares de aquel país. Estos frailes, por negros que fueran, no intervinieron en la muerte de Roberto Calvi, que en paz descanse.-
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