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El Ayuntamiento de Vladivostok impide atracar a un barco de propulsión nuclear

Pilar Bonet

VIadivostok, el centro de la flota militar soviética del océano Pacífico, y otras tres ciudades portuarías de aquel litoral, han cedido a las presiones ecologistas de la población y se han negado a permitir la entrada de un carguero de propulsión nuclear que desde el pasado 2 de marzo se encuentra fondeado en las proximidades de VIadivostok.Un miembro del importante movimiento ecologista existente en esta localidad confirmó por teléfono a esta corresponsal la información aparecida ayer en el diario Sovietskaia Rossia, según la cual, el Ayuntamiento de VIadivostok había prohibido al buque Sevmorput entrar en el puerto de VIadivostok.

Decenas de miles de personas enviaron cartas de protesta a la radio local en contra del navío, vetado anteriormente en los puertos de Najodka y Magadan, explicaba Sovietskaia Rossia. El portavoz ecologista añadió que el buque había sido también vetado en el puerto de Vostochriaía.

El 'síndrome de Chernobil'

Detonantes de la protesta fueron la desconfianza sobre las condiciones de seguridad, la actitud hostil hacl a la energía nuclear o síndrome de Chernobil y la sensibilización popular contra el proyecto de construir una central nuclear en la taiga del Usuri, según manifestó el citado portavoz ecologista.

Según Sovietskaia Rossia, el carguero cumplía las normas de seguridad internacionales y pasó con éxito un control de radiactividad, pero los responsables no pudieron explicar qué medidas se tomarían en caso de accidente. Los ciudadanos de Viadivostok fueron invitados a inspeccionar la nave en un día de puertas abiertas organizado por la tripulación con la esperanza de buscar una salida, informó Sovietskaia Rossia.

Las pérdidas por cada día de inactividad del Sevmorput son de 54.000 rubios (cerca de 12 millones de pesetas).

El Sevmorput es tan sólido que puede aguantar la caída de un avión jumbo encima y sufrir el choque con un rompehielos del tipo Artika, señalaba Sovietskaia Rossia, que reprochaba al ministro de la Flota Marítima de la URSS, Yun Volmer, su actitud ante los "monstruos marinos construidos en la época de la gigantomanía".

En una entrevista con el periódico Izvestia, Volmer manifestaba que sólo el 30%, de la flota marítima soviética tiene nivel internacional. Para renovar la flota, recurriendo a servicios internacionales, se necesitan casi 500 millones de rubios en divisas anualmente.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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