Antimilitarismo en la URSS
El Ejército soviético, dolido por las críticas en nombre de la economía, la ecología o el pacifismo
Un piloto de pruebas experimentado, decía Leonov, cobra menos que un conductor de au tobús, y si se trata de comparar los sueldos con los del Ejército norteamericano, ya no hable mos, explicaba el cosmonauta, según el cual, el "Ejército es una parte de la sociedad", cuyos miembros hacen cola durante años para obtener piso. El cosmonauta, con cierta amargura, desengañaba a quienes piensan que la anunciada reducción del 14% en el presu puesto de Defensa se traduciría en un aumento equivalente en las cantidades de embutido en el mercado. Leonov considera ba una "vergüenza" el apoyo que estas ilusiones reciben en la plataforma electoral de muchos candidatos.
"No se puede soportar que las familias de los oficiales lo pasen mal alquilando rincones por una tercera parte del sueldo", dijo recientemente el suce sor de Ajromeiev, el general Mijail Moiseev, para añadir que en el Estado Mayor hay más de 1.000 oficiales que esperan vivienda.
Boris Eltsin, el ex miembro del Politburó convertido en un símbolo popular, cuenta con incrementar sustancialmente el nivel de vida de los soviéticos en los próximos dos o tres años a costa de una reducción del presupuesto de Defensa.
Eltsin es también partidario de retrasar varios programas cósmicos entre cinco y siete años. Estas propuestas apare cían impresas el 21 de marzo, junto a una mesa redonda de cuatro directores de empresas militares moscovitas, en el pe riódico Moskovska¡a Pravda.
Consecuencias
Los directores, representantes de lo que es el complejo militar industrial soviético, contaban los problemas causados por la reconversión (konversia, según el neologismo recién adoptado en ruso) de parte de su producción al sector civil.
S. Arutiunov, director de una fábrica de construcción de maquinaria, opinaba que la re conversión ha sido ordenada no con criterios económicos, sino de forma directiva. Sus consecuencias en el plano teó rico son positivas, pero "en la práctica", decía, "podemos te ner un resultado negativo".
Los clientes de la industria militar (empresas del Ministe rio de Defensa) tienen menos dinero para invertir y han re ducido los pedidos, de tal modo que a las fábricas les queda una capacidad de pro ducción ociosa sin posibilidad de transformarse en civil de la noche a la mañana.
"Para fabricar un avión se necesitan nueve meses, pero para comenzar a producir frigoríficos se necesitan dos años", dijo Arutiunov.
"Actuando como actuamos ahora, siendo útiles al pueblo y al Estado, debemos estar preparados a trabajar con resultados negativos un año o dos", señaló. Nikolai Miljailov, otro director de empresa bélica, afirmaba que le habían sido anulados pedidos en el mes de marzo.
Él y sus colegas desmentían las acusaciones, según las cuales los trabajadores dependientes del Ministerio de Defensa tienen salarios privilegiados, y afirmaban que el sueldo medio en una fábrica del sector oscila en torno a los 224 y 229 rublos (unas 38.000 pesetas).
Tanto los directores como el cosmonauta expresaban el malestar que se ha apoderado del Ejército y la industria bélica ante los recortes de un 12%, un 14,2% y el 19,5% en el número de tropas, presupuesto y producción militar, respectivamente.
A finales de año se elaborará un programa de reconversión de la industria bélica, que afectará al 50% del sector en 1991,y al 60% en 1995, según dijo recientemente el jefe del Gobierno, Nikolai Rizhkov.
En medios castrenses no hay hoy miedo por la forma en que se llevará a cabo la reconversión que afecta a 500.000 integrantes del Ejército. Hasta el viceministro de Defensa, Valentin Varenikov, recién llegado de Afganistán, ha expresado inquietud.
"En primer lugar, hay que evitar el despido injustificado de los cuadros militares", señalaba a este respecto Varenikov en una entrevista en el semanario Ogoniok.
Pacifismo y etología
La alianza entre el pueblo y el Ejército se ha roto, opinaba un alto fáncionario comunista, según el cual el estamento militar está "dolido" por las críticas que le hacen en nombre de la economía, la ecología o el pacifismo.
En el capítulo ecológico se encuadra el movimiento surgido en Kazajstán contra las pruebas nucleares en el polígono de Semipalatinski, incluido en la plataforma electoral del prestigioso poeta Olzhas Suleimenov.
El pacifismo, con la aparición de los grupos informales y la tolerancia, adopta posiciones contestatarias como la de la revista El Siglo XX y la Paz.
A todo eso hay que añadir la experiencia de Afganistán.
El Ejército quiere distanciarse de las responsabilidades por aquella aventura, de la que el general Varenikov culpa a los jefes militares ya desaparecidos, como ocurre con Dimitri Ustinov, el ministro de Defensa fallecido en 1984, pero deja intacto la reputación de los que tuvieron responsabilidades en aquellas fechas pero aún viven, como los mariscales Nikolai Ogarkov y Serguei Ajromeiev, que fueron ambos consecutivamente jefes del Estado Mayor del Ejército de la URSS.
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