Hassan II admite la impotencia árabe ante la crisis libanesa
Hassan II admitió ayer que los países árabes no tienen medios para obligar a Siria a abandonar Líbano, país que ocupa militarmente en sus dos terceras partes. El soberano marroquí hizo esa declaración en el curso de una conferencia de prensa celebrada en el palacio real de Rabat, en la que comentó diversos aspectos de la recién celebrada cumbre árabe de Casablanca. Hassan II anunció en otro momento que pensaba visitar España en septiembre próximo.
Hassan II llegó al encuentro con los periodistas precedido por los cánticos de "Dios guarde a nuestro señor" de los mohnazíes o servidores tradicionales de palacio. Vestía traje azul y presentaba un buen aspecto físico, pese a la intensa actividad desplegada durante la cumbre de jefes de Estado árabes de la semana pasada, en la que, como anfitrión, tuvo que hacer no pocos equilibrios para mantener la unidad de sus pares. A la derecha del monarca, rodeado éste de ramos de flores recién cortadas, se sentaron sus consejeros personales, y a su izquierda, el Gabinete marroquí en pleno.La guerra de Líbano ocupó buena parte de la conferencia de Prensa, dado que la cumbre de Casablanca nombró a Hassan Il como presidente de un comité especial de mediación en este conflicto. Este comité -integrado también por el presidente argelino, Chadli Benyedid, y el rey Fahd, de Arabia Saudí- dispone de un plazo de seis meses para hacer respetar los llamamientos al alto el fuego de la Liga Árabe y encontrar un inicio de solución política al enrevesado caso libanés.
Preguntado por las razones por las cuales los asistentes a la cumbre de Casablanca no exigieron al presidente sirio, Hafez el Asad, la retirada de sus tropas de Líbano, Hassan II respondió: "Este tipo de reuniones no tienen ningún medio para obligar a un jefe de Estado a hacer lo que no quiere, salvo la persuasión; salvo hacerle entender que el consejo que le dan los demás es un consejo sabio, bueno para él mismo, porque le quita de encima problemas engorrosos".
Hassan II reconoció las dificultades a las que se va a enfrentar el comité tripartito que preside. "Sería fatuo por nuestra parte pretender que vamos a arreglar el problema libanés rápidamente".
La crisis libanesa, precisó, "es larga y compleja y muchas partes no tienen ningún interés en que termine". El rey hizo un llamamiento a los habitantes del país de los cedros para que "tengan paciencia y denuncien sin miedo a los que violan el alto el fuego".
"En la actualidad", dijo Hassan II, "dos países árabes están enfrentados en Líbano: Siria e Irak. Confieso que no hemos encontrado en Casablanca el camino para resolver esa disputa. Pero yo confío en que los presidentes Hafez el Asad y Sadam Husein sean conscientes de la inutilidad de continuar las violencias actuales". Irak es el principal apoyo internacional del general Michel Aoun, líder de los cristianos libaneses opuestos a la presencia militar siria en su país.
El presidente iraquí, Sadam Husein, no estuvo presente en la sesión de clausura de la cumbre para hacer patente su disgusto por la falta de mención a la presencia militar siria en el país de los cedros.
La cumbre de Casablanca concluyó, en cambio, con una resolución positiva y moderada respecto al problema de Tierra Santa, en la que por primera vez los países árabes, con excepción de Libia, reconocieron el derecho de Israel a la existencia. Al respecto, Hassan II declaró: "El presidente Abu Amar [Yasir Arafat], los jefes de Estado árabes y yo mismo estamos dispuestos a caminar por la senda de la paz, por el camino del diálogo, de la discusión con Israel, y no por el de la guerra".
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