Qabus: "Las diferencias entre países deben arreglarse por la negociación"
El sultán de Omán, que visita Madrid el próximo martes, quiere establecer una cooperación con España en materia turística
Como el Segismundo del drama calderoniano, el sultán Qabus fue apartado de la vida real por su padre, quien le encerró en una cárcel con rejas de oro, el palacio de Salala. Su tenacidad logró romper con el mundo de los sueños, derrocó a su autocrático progenitor y le lanzó a la aventura de modernizar un país anclado en las tradiciones del pasado. Contó, eso sí, con la ayuda de un petróleo mágico, que le permitió hacer realidad un paraíso a escala. Qabus, de 49 años, que el próximo martes 6 inicia una visita a España, accedió recientemente a contestar las preguntas de EL PAÍS.
Pregunta. ¿Cómo se las ha arreglado Omán para afrontar el conflicto irano-iraquí manteniendo una buena relación con ambas partes? ¿Cuáles han sido las consecuencias de esta guerra, si es que ha habido alguna, para su país?
Respuesta. Siempre he dejado claro que creo que las diferencias entre los países debieran arreglarse por medio de la negociación, sin guerra, y contemplar a dos países musulmanes hermanos dedicados a infligirse tales sufrimientos uno a otro fue verdaderamente doloroso. Por ello urgí, desde el primer momento, a que se exploraran con energía todos los caminos que podían conducir a una solución pacífica y honrosa para ambas partes. Ciertamente, el mantenimiento de las relaciones de mi país con ambos contendientes estaba de acuerdo con esta política, y me gustaría pensar que esta actitud contribuyó de alguna manera a lograr la presente tregua. Ahora tenemos que mirar al futuro y confiar en que pueda alcanzarse un arreglo justo y definitivo. Entonces, toda la región podrá avanzar en paz y progresar conjuntamente. Las consecuencias materiales para mi país del reciente conflicto han sido escasas.
P. Debido a la variación de los precios del petróleo, su país, como muchos otros de la región, ha tenido que revisar a la baja sus proyectos de desarrollo, especialmente en el sector de la construcción. ¿Qué planes de diversificación económica se han contemplado y en qué medida la mano de obra extranjera, tan importante en su país, va a ayudar?
R. Afortunadamente, la principal parte del desarrollo de nuestro país se produjo antes de la recesión de los precios del petróleo. Hospitales, establecimientos educativos, comunicaciones y otros proyectos importantes habían sidoacabados o se había provisto el dinero necesario para ellos. No quiero decir que la recesión no haya tenido efecto. Una cuidadosa revaloración de nuestros planes futuros ha sido necesaria y algunos de esos proyectos fueron modificados o pospuestos, pero sanidad y educación son dos servicios en los que he puesto particular empeño para que no resultaran afectados. Desde mi ascensión al trono, en 1970, he insistido en la diversificación de nuestra economía para alejarla de la total dependencia de los productos derivados del petróleo. Esta política empieza a dar frutos: la capacidad de nuestra industria ligera se está desarrollando de forma significativa, nos estamos aproximando a la autosuficiencia agncola y puede que dentro de poco estemos en condiciones de exportar. Nuestras pesquerías ya están contribuyendo a ello, y los recursos minerales con los que nuestro país ha sido bendecido también están siendo ciudadosamente explotados. Todavía necesitaremos durante algunos años la llegada de trabajadores especializados extranjeros. Se está dando alta prioridad al proceso de organización, en especial desde que el primer grupo de chicas y chicos se gradúen en el transcurso del próximo año. Esos trabajadores extranjeros sólo sean reemplazados cuando sus contrapartidas omaníes hayan alcanzado las cualificaciones necesarias.
Cooperación turística
P. España es uno de los países más turísticos del mundo, y Omán ha abierto recientemente sus puertas a un turismo incipiente y exclusivo. ¿Considera que puede establecerse algún tipo de colaboración?
R. Creo que ciertamente pudiera darse alguna cooperación entre nuestros dos países en el campo del turismo. España es ampliamente reconocida por haber sido una de las principales pioneras en esta industria y estoy seguro que tenemos mucho que aprender de su experiencia. Pienso que se estará de acuerdo en que lo riesgos corridos por cualquier país que se embarque en este terreno van dirigidos a su cultura, tradiciones y forma de vida. Desde el principio mi Gobierno ha mantenido esto en mente, y creo que ha logrado un sistema satisfactorio para salvaguardar esas necesidades.
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