La oposición reprocha al Gobierno que no le dejase participar estos meses en la construcción europea
El presidente del Gobierno, Felipe González, hizo ayer de relator para los parlamentarios con la exposición sintetizada de los dos días de cumbre europea. El CDS e IU fueron los grupos más críticos con los resultados de la misma, y el resto de la opsición se mostró moderadamente descontenta. Todos coincidieron en debatir no sólo la cumbre, sino lo que ha sido la presidencia española en estos seis meses, para reprochar al Gobierno que no haya dado oportunidad a la oposición para participar en la construcción europea, al suministrarles escasa información.
El jefe del Ejecutivo utilizó un tono moderado alejado de todo triunfalismo y de posiciones partidistas. Ayudado con escasas notas, González desgranó lo ya sabido y llamó la atención sobre los aspectos que no han sido "suficientemente dados a conocer a la opinión pública", sobre todo en lo referente a cuestiones internacionales ajenas a la política comunitaria, como la situación en China, la perestroika soviética, la situación de cambio que viven Polonia y Hungría y la renegociación de la deuda externa de los países latinoamericanos.González reconoció que "el tema estrella" de la cumbre de Madrid ha sido la Carta Social, que ha quedado como proyecto para la presidencia francesa al no haber llegado a un consenso por la oposición del Reino Unido. El presidente del Gobierno, en una de las escasas referencias a su trabajo personal en la cumbre, aseguró que había hecho esfuerzos denodados por conseguir el voto afirmativo de todos, y opinó que "algunos problemas en torno a la Carta Social son falsamente ideológicos, porque entre los países que estaban de acuerdo hay gobiernos que cubren todo el espectro de partidos".
Conferencia en 1992
En relación con la unidad monetaria, González señaló que el debate de Madrid había sido sobre todo político, y ahorró cualquier calificación sobre si lo conseguido era poco o mucho. El jefe del Ejecutivo releyó las cuatro fases que conducirán en un futuro a una total unión económica y monetaria y destacó el punto cuarto.Según este apartado, el Consejo Europeo pide a las instancias competentes que adopten las disposiciones necesarias para el comienzo de la primera etapa el 1 de julio de 1990, y que realicen los trabajos precisos para reunir una conferencia intergubernamental que establezca las etapas ulteriores. Esta conferencia se celebrará una vez que la primera etapa haya comenzado. González informó que esta reunión, en la que se debe modificar el Tratado de Roma, se convocará antes de que finalice 1992.
El portavoz del Grupo Popular en esta ocasión, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, al igual que otros portavoces, aprovechó la ocasión para felicitar a los funcionarios españoles y al Servicio Exterior por su eficaz trabajo, y eludió cualquier referencia a las trabas insalvables puestas por Margaret Thatcher a la Carta Social. Sobre ésta, dijo: "Si hubiera salido adelante no hubiera servido de nada, porque en ella no había nada preciso; la Carta Social ha sido una operación de pura imagen, tanto para quienes la propugnaban como para los que la rechazaban".
En síntesis de Herrero, la presidencia española y la cumbre han sido "discretamente positivas" de cara a la CE, totalmente inadecuada en cuanto a la venta interior que de ella se ha hecho, y ha primado "la falta de egoísmo nacional".
El representante del CDS, Joaquín Abril Martorell, lamentó que no se hubiera llegado a nada en "la dimensión social y en la unión monetaria", y se extendió en reprochar al Gobierno que hubiera pedido el ingreso en el Sistema Monetario Europeo sin informar previamente al Parlamento. González aseguró que ningún Gobierno informaría de esta posición "ni siquiera dos horas antes de que cierren los mercados de cambio, por el número que se podía montar".
El portavoz de IU, Nicolás Sartorius, puso el énfasis en las expectativas inútiles que se habían puesto en la Carta Social, que "se ha utilizado como moneda de cambio ante la señora Thatcher para que ésta aceptara algo en el tema monetario".
Miguel Roca, portavoz de Minoría Catalana, dijo que coincidía con la Prensa europea en cuanto que ésta califica el semestre y la cumbre de Madrid de "globalmente aceptable", y estimó ridículo no felicitarse por los moderados avances. Roca destacó con preocupación los asuntos que habían quedado enquistados, y no dudó en señalar que todos los países han tenido en cuenta sus propios intereses.
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