Delgado comenzó la cuenta atrás
Delgado comenzó la cuenta atrás, la más espectacular que recordarse pueda si todo llega a buen fin. Ya se sabe cuál es su lema, "del último al primero", algo nunca visto en 76 ediciones del Tour. Los resultados superan las previsiones: Echávarri, el director del Reyno1ds, había calculado recuperar dos minutos en los Pirineos; fueron cuatro. "Fenomenal", dijo, "ha sido una buena operación". "No me veo ganador hasta que no llegue a París", sentenció Delgado. Fignon arrebató el liderato a Lemond, Mottet es tercero, y Delgado, cuarto, cuando empezó en el puesto 1989. La cuenta atrás marca a estas alturas 2.53 minutos.
La operación Tourmalet, como puede definirse también a la etapa de ayer, comenzó muy por la mañana. Los hombres del Reyrio1ds, tanto su director como su segundo, Eusebio Unzúe, habían observado con interés cómo Charles Mottet calentaba a primera hora antes de tomar la salida. Mottet, junto con el equipo RMO, se alojaba en un hotel próximo al del Reyrio1ds. Y que calentara era un síntoma de que podía estar preparando algo para el primer puerto, el mítico Tourmalet. Delgado recibió la información y estuvo atento. Todo el Reyno1ds tenía que estar atento. Hacia el kilómetro 30 Mottet atacó, aprovechando una escapada de Cubino, a los que se añadió el escocés Millar. El pelotón comenzó a perder unidades y algunos favoritos, caso de Fignon y Lemond, empezaron a verse sin acompañantes.Delgado dio la orden a Palacio de irse para adelante, como cabeza de puente, y el pelotón no reaccionó a pesar de que era un aviso. Mandó arrancar también a Gorospe y el pelotón siguió inmutable. Así que arrancó él finalmente, aprovechando el descenso. "El equipo trabajó perfectamente", señaló Delgado, "y el trabajo terminó cuando Gorospe consiguió llevarme hasta unos 200 metros de Mottet. Me fue fácil enlazar con ellos y obtener su colaboración".
Mottet, virtual líder
La etapa quedó con ese diseño hasta el final, desde el kilómetro 63 al 136, donde estaba situada la meta. La ventaja de Mottet y Delgado llegó a situarse sobre los 4.58 minutos, una diferencia muy grave, excesivamente importante, que colocaba a Mottet como virtual líder. Pero el pelotón no reaccionaba.
Nadie abandonaba el grupo. "La verdad es que resultaba muy extraño y eso prueba que la carrera estaba descontrolada", argumentó Lejarreta. "No entiendo, por ejemplo, qué estaban haciendo los PDM, cómo es que no reaccionaban". Efectivamente, Lemond estaba solo desde el principio y su única táctica parecía ser la de colocarse detrás de Fignon allá donde fuera. A Fignon sólo le quedaba en activo su inseparable Pascal Simon. Los RMO y los Reynolds tenían varios elementos pero su trabajo debía limitarse a permanecer atentos. ¿Y el PDM?. El PDM tenía a todo su staff, a Kelly, Alcalá, Theunisse y Rooks. El PDM no se movió y su actitud mereció el agradecimiento de Echávarri. "Tampoco entiendo muy bien lo que han hecho, pero a nosotros nos ha ido de maravilla. Ellos podían haber roto la etapa".
El decorado no varió en absoluto hasta el final. Delgado, Mottet y Millar colaboraron sinceramente hasta los últimos kilómetros. Atrás, Fignon perdió la compañía de Pascal Simon, mientras Lemond hizo un esfuerzo por anular un intento de Zimmermann, en la única ocasión en la que el jefe de la carrera, el líder, tomó el mando del grupo. Finalmente, saltaron Rooks y Theunisse, pero sin lograr un distanciamiento claro. Fignon no ocultó su malestar por todo ello: "Ahora soy el líder, que es lo que me corresponde. Había pedido la colaboración de Lemond y me la negó. He podido perder el Tour en esta etapa y sólo me he sentido yo mismo en el último puerto". Fignon siguió eludiendo un reconocimiento a la actuación de Delgado: "Me preocupan los que van detrás de mí y no especialmente Delgado".
La etapa ocasionó seis abandonos y que nueve corredores más llegaran fuera de control. La retirada más sobresaliente fue la del irlandés Stephen Roche, quien no tomó la salida. Dio la razón de ello: "Por consejo de los médicos y por una dolencia en mi rodilla operada".
El Kelme, diezmado
Conforme a lo previsto, el Kelme fue el equipo más afectado al perder a tres corredores, Martínez Oliver, Gastón y Vilamajó. El Kelme se queda reducido a la mínima expresión, con dos corredores en carrera, Parra y Roncancio. Rafael Carrasco, el director del equipo, recibirá una nueva llamada de la organización reclamándole que devuelva algún coche.
La general, después de los Pirineos, queda muy definida. Ya lo dice el refranero de la ronda francesa: el Tour se decide en los Alpes, pero se define en los Pirineos. Delgado tomó la salida con retraso pero ha aplicado la táctica de la cuenta atrás. Toda la Prensa sigue atenta a una remontada que puede ser histórica. "Del último al primero" podría definirse su actuación, que apunta ya a una hazaña sin precedentes, una experiencia que no ha vivido el Tour en sus 86 años de historia. Para quienes gusten de la mitología deportiva, no hay otro protagonista posible más que Delgado. Y tienen que seguir su camino hasta París.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.