El 'Principe de Asturias" será rectificado para cambiar el combustible de propulsión
El portaeronaves Principe de Asturias, buque insignia de la Armada, pasará tres meses en los astilleros de la Empresa Nacional Bazán en El Ferrol (La Coruña), donde, entre otras operaciones, será adaptado para cambiar el tipo de combustible empleado en su propulsión. Bazán considera que este arreglo cuyo coste no ha sido revelado, debe abonarse al margen del precio que se pactó en su día, ya que supone una rectificación del proyecto original.
La decisión de que el Príncipe de Asturias utilizara para su propulsión el combustible JP5, el mismo empleado por los aviones de despegue vertical AV-8 Harrier que lleva a bordo, se adoptó para lograr la mayor simplificación posible en el suministro, según las fuentes consultadas. Sin embargo, posteriormente, la Armada cambió de criterio y decidió adaptar el sistema de propulsión del portaeronaves para que éste pudiera funcionar con diesel marino (DFM), que es el combustible habitual de los buques de guerra españoles.El DFM es algo más económico que el JP5 y también menos volátil, por lo que resulta más seguro, pero sobre todo es más común y no entraña un grado de dependencia tan fuerte del suministrador como el que conlleva el combustible de los Harrier. En España, sólo las instalaciones norteamericanas de la base de Rota suministran JP5 en las cantidades en que lo precisa el Príncipe de Asturias y eso supone que, en una situación de crisis, la operatividad del buque insignia de la Armada española podría quedar hipotecada a la voluntad de un país extranjero, aunque aliado.
Fuentes de la Armada niegan que la decisión de sustituir el tipo de combustible empleado para la peopulsion del buque demuestre imprevisión por parte de quienes diseñaron el proyecto.
Depósitos dobles
En todo caso, los aviones Harrier seguirán utilizando el JP5, por lo que el Príncipe de Asturias deberá duplicar los depósitos de combustible y segregar las tuberías de conducción, así como cambiar al menos los diafragmas de las turbinas. Ni la Armada, ni la Empresa Nacional Bazán, constructora del buque y responsable de las modificaciones que van a realizarse, han querido evaluar el coste de las mismas, aunque ambas partes coinciden en señalar que "no es excesivo".
Menos coincidencia existe, sin embargo, a la hora de determinar quién debe hacerse cargo del coste de las obras. Bazán asegura que los trabajos que deben realizarse en el buque no obedecen a un defecto de fabricación que tenga que subsanarse, sino a un cambio del proyecto que en su día se encargó a la empresa naval y que ésta ejecutó como se le había ordenado.
En consecuencia, a juicio de Bazán, la rectificación no está cubierta por el seguro del portaeronaves y se facturará al margen del presupuesto pactado en su día. La Armada no quiere entrar en polémica, pero advierte que "Ias cuentas del Príncipe de Asturias no están cerradas", con lo que da a entender que el coste de la modificación podría compensarse con el descuento por los retrasos sufridos en la construcción del buque.
El portaeronaves fue entregado por Bazán a la Armada el 30 de mayo de 1988. Tras un año de pruebas, el Príncipe de Asturias recibió su bandera de combate en Barcelona el pasado 28 de mayo y a partir de ese momento se convirtió en buque insignia de la Armada española.
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