Pedrol critica la impugnación de su éxito electoral y propone como sucesor "un abogado sin ambiciones"

"mientras yo esté aquí, a la política le va a costar trabajo entrar", declaró ayer Antonio Pedrol, reelegido decano del colegio de abogados de madrid por 9.275 votos frente a 2.138 para su principal oponente, Manuel Jiménez de Parga. Pedrol criticó la impugnación de las elecciones por quienes obtuvieron "resultados catastróficos". estimó conveniente que durante sus dos años de mandato afloren candidatos a decano, y ya que no puede nombrar "heredero", dibujó el retrato-robot del sucesor: "un abogado sin ambiciones políticas y dispuesto a entregar la mayor parte de su tiempo al colegio".

Pedrol se mostraba ayer eufórico, tras la victoria electoral lograda en la jornada del jueves último, durante la que casi quintuplicó en votos a su principal oponente. El total de abogados votantes fue de 7.032 (un 27,63% sobre el total del censo), de los que 5.130 correspondieron a letrados ejercientes y 1.902 a no ejercientes. Para el puesto de vicedecano, José María Stampa obtuvo 819 votos y la candidatura encabezada por José Emilio Rodríguez 310. Hubo 45, votos en blanco y 16 nulos.La impugnación realizada por Jiménez de Parga antes de que concluyeran las votaciones se fundamentó en que la organización, de la votación con cinco únicas urnas impedía votar al 80% de los más de 25.000 colegiados. Según los cálculos del impugnante, sólo pudo votar "un máximo de 5.500 colegiados" [1.532 menos de los que realmente votaron]. En el escrito dirigido a la Mesa Electoral, Jiménez de Parga denuncia que a las 20 horas se cerraron las puertas del palacio de justicia "y han quedado fuera un número considerable de colegiados, que querían votar".

"Resultados catastróficos"

Pedrol señaló a los informadores que entre quienes quedaron sin votar es lógico pensar que había también electores de su candidatura y afirmó que la reclamación debían de haberla hecho antes, "no cuando ya sabían que habían perdido con resultados catastróficos". Recordó que la elección le había servido para superar los 6.500 votos de 1986.Preguntado sobre si el amplio respaldo recibido le impulsará a realizar las reformas necesarias para la abogacía, Pedrol insistió en su tesis de que no permitirá que "la minoría imponga sus criterios ala mayoría" y afirmó que las reformas para todos los colegios ya están encauzadas a través de la asamblea de decanos. Entre otras "reformas domésticas", se mostró favorable a "racionalizar" el número mínimo de colegiados para convocar una junta y equiparar a todos los abogados como electores y elegibles.

El nuevo decano se atribuyó la autoría de todas las modificaciones constitucionales y legislativas sobre la asistencia letrada al detenido, el turno de oficio y la potenciación de los abogados. En cuanto a las reformas futuras, Pedrol consideró del mayor interés para los ciudadanos la mejor regulación de la asistencia al detenido y el turno de oficio, que actualmente se remunera con un promedio de 6.000 y 7.000 pesetas, respectivamente. Propugnó que se realicen convenios como en otros países y que no se pague "esa miseria".

Alerta contra el funcionario

Alertó contra el riesgo de que el Gobierno estatifique este servicio, mediante su atribución a funcionarios, a lo que anunció que se opondrá, entre otras cosas, según dijo, porque, "sería inconstitucional, ya que la Constitución habla de abogados y un funcionario no lo es, porque carece de la cualidad de libre e independiente". Pedrol consideró "contra natura" que para reclamar contra la Administración el defensor pueda ser un funcionario.El nuevo decano interpretó que los miles de abogados que le han votado no desean que entre la política en el colegio y anunció su propósito de dedicar sus esfuerzos a impedirlo, así como a lograr la paz colegial, "para lo que espero que me ayuden mis contendientes". Aseguró que sus manos estaban abiertas a sus competidores y que se dedicaría a conciliar "como siempre", dijo.