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Cerco a los herpes

Bernard Roizman, conocedor de estos virus, cree que la vacuna se conseguirá, en pocos años

El profesor Bernard Roizman es un profundo conocedor del virus herpes. Lleva más de 20 años estudiando este microorganismo patógeno y está al frente del único equipo de científicos que en estos momentos se encuentra en la fase de investigación de la vacuna antiherpes en seres humanos. Se muestra optimista ante la inminente consecución de este logro científico y confía en que, según dice, "en pocos años dispondremos de la primera vacuna contra el herpes simple".

La importancia de este grupo de virus es considerable, ya que es responsable de un gran número de infecciones genitales, infestaciones en recién nacidos transmitidas a través del feto, cegueras, subnormalidades, encefalitis y en algunos casos la muerte. Según advierte Bernard Roizman, director del departamento de Virología de la universidad de Chicago, cada año se producen en Estados Unidos 1.800 infecciones infantiles por herpes simple, de las que una buena parte causa en el niño retraso mental o subnormalidad. También en Estados Unidos, anualmente se describen 500.000 casos de infecciones genitales por herpes en jóvenes y adultos y otros 500.000 casos de herpes oftálmico, de los que un 10% provoca ceguera. De los siete virus descritos en humanos, los más frecuentes en la patología humana son los herpes simples 1 y 2. "No obstante, la importancia de cada uno de ellos a la hora de causar la enfermedad es discutible", matiza Roizman. "Porque ¿cuál de estas dos situaciones es más grave: las 1.000 muertes que causa al año el citomegalovirus o los 13.000 retrasos mentales que en el mismo período provoca el herpes simple?".

Gratificante investigación

Este biólogo molecular de 60 años, descendiente de rusos y residente en Estados Unidos desde hace 40 años, se siente norteamericano por los cuatro costados y afirma que en este país es gratificante hacer investigación biomédica y científica. Ni siquiera conoce la lengua rumana, porque abandonó Rumanía cuando contaba nueve años y desde que nació se hablaba ruso en el seno familiar.

"En todo proyecto de investigación de estas características", explica sobre la vacuna en experimentación, "se necesitan unos 20 años de investigación básica, varios meses de diseño de la vacuna y entre seis y ocho años de ensayos clínicos en humanos para comprobar su seguridad y eficacia. Nosotros nos encontramos en esta última fase y confiamos en que en el plazo de pocos años, unos cuatro, dispondremos de la vacuna".

Según indica, los grandes avances surgidos en biología molecular en los últimos años están proporcionando poderosos instrumentos de investigación en el campo de la inmunoterapia. "Se puede trabajar así con lapsos de tiempo menos prolongados y con mayores márgenes de seguridad y eficacia. No obstante, antes de pasar a investigar en humanos es necesario un largo y complejo período de investigación en animales. Nosotros empezamos ensayando en ratones, cobayas, conejos y monos, en donde obtuvimos excelentes resultados. En todo proceso de investigación de una vacuna deben estudiarse exhaustivamente tres aspectos: la tolerancia, la inmunogenicidad y la eficacia".

Bernard Roizman, que ha visitado Madrid para impartir unas conferencias considera que el modelo de enfermedad del virus herpes contraído por vía sexual y oral varía según los hábitos sexuales de cada sociedad.

"En Estados Unidos, el número de infecciones por herpes se empieza a dar en el primer año de los estudios universitarios. En este momento es cuando la mayoría de los jóvenes inicia sus relaciones sexuales y contrae el virus a través de los besos y del coito. Aunque debemos esperar unos cuatro años a tener la vacuna para saber en qué situaciones es conveniente administrarla, estamos pensando que los adolescentes y los jóvenes, por su promiscuidad en el inicio de las relaciones sexuales, pueden ser los primeros candidatos".

La enfermedad por herpes se caracteriza por la erupción de vesículas transparentes y agrupadas que producen molestias y fuertes dolores cuando esas vesículas cubren el trayecto del nervio sensitivo. Hay casos en los que el dolor se cronifica y persiste durante largo tiempo, incluso mucho después de: haberse cerrado las lesiones de la piel, apareciendo la neuralgia posherpética.

Una de las formas más preocupantes es la oftálmica, ya que puede dañar irreversiblemente la córnea y producir la ceguera. Prácticamente no existe prevención y no se pueden predicar actitudes encaminadas a evitar la infección, salvo en algunos casos en los que el virus se contrae mediante el coito.

Fiebre y estrés

Según señala Roizman, el empleo de drogas inmunosupresoras ha provocado un aumento en la incidencia y gravedad del herpes, puesto que este virus aparece con más frecuencia y virulencia en las personas con el sistema inmunológico o defensivo deprimido. Su evolución puede ser muy grave en enfermos con linfomas o leucemias y en serias situaciones de malnutrición y de quemaduras. La aparición del herpes simple labial suele estar ligada a situaciones de estrés, a la fiebre y a los estados de depresión inmunitaria.

El 70% de los adultos posee anticuerpos contra el virus del herpes zóster. Lo normal es que ese virus infecte al niño por la varicela y a través de las vías nerviosas quede acanto nado en los ganglios sensitivos. Cuando en la edad adulta una persona padece el herpes zóster o varicela zóster significa que durante la infancia ha sufrido la varicela y que el vi rus entonces acantonado se manifiesta ahora. Ese adulto puede producir un contagio por varicela a un niño y a un adulto que no la haya padecido en la infancia, pero en ningún caso puede contagiar el herpes.

Roizman indica que la inmunidad que se adquiere durante la infancia frente al virus de la varicela explicaría lo poco frecuente que es contraer el herpes zóster en la edad adulta. La mayor incidencia se presenta en primavera y otoño, afectando sólo a los adultos, y preferentemente a los ancianos.

Siete virus

Al igual que los siete sabios de Grecia, los siete jinetes del Apocalipsis o las siete maravillas del mundo, los virus herpes descritos hasta ahora en el hombre son siete: herpes simple 1 y 2, varicela zóster, Epstein-Barr, citomegalovirus, herpes humano 6 y herpes humano 7. El último citado ha sido descrito este año por Niza Frenkel, del Instituto Nacional de la Salud de Bethesda (Estados Unidos). Estos siete virus, según señala el investigador Bernard Roizman, pertenecen a la misma familia pero son diferentes al variar su material genético (ADN) y producir distintas manifestaciones clínicas.

"Los virus herpes suponen un gran reto para la investigación", dice, "porque, sigue habiendo muchas incógnitas en torno a ellos. Por ejemplo, en el mundo animal están descritos casi 100 virus herpes diferentes, y tiene una gran trascendencia económica por los grandes desastres que provoca en cuanto a enfermedades y muertes". Según indica este científico, las principales vías de transmisión son la sexual (a través de los flujos vaginales) y la oral (a través de la saliva). Sin embargo, la varicela zóster se transmite por vía aérea y el citomegalovirus parece ser que se puede transmitir también por la sangre. Sobre este último Roizman recuerda una anécdota: "Creernos que el papa Juan Pablo II fue contagiado por un citomegalovirus al practicarle una transfusión sanguínea cuando sufrió aquel grave atentado".

El virus herpes posee la particularidad de que cuando infecta el organismo permanece en él para siempre, ya sea en estado latente o produciendo en alguna o en varias ocasiones manifestaciones clínicas. La varicela, cuando es padecida en los primeros años de la vida apenas tiene importancia y sólo causa pequeñas lesiones dermatológicas durante unos días. Sin embargo, en el adulto se convierte en una enfermedad más seria y provoca síntomas mucho más graves, como dolor intenso y prolongado o recidivante.

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