El entierro de Sajarov, mitin del radicalismo demócrata
Había caído ya la noche cuando el cuerpo de Andrei Dimitrievich Sajarov fue enterrado ayer en el cementerio de Vostriajovskoe, en las afueras de Moscú, después de un masivo acto de despedida al aire libre que los diputados radicales del Grupo Interregional del Parlamento soviético convirtieron en un mitin político a favor de unas reformas más decididas y más rápidas del sistema. Cuando Elena Bonner, la viuda del académico, diputado y defensor de los derechos humanos, arrojo un puñado de tierra sobre el ataúd cerrado, y ya en la fosa, concluían cuatro días históricos de la vida soviética.
En estos cuatro días, los ciudadanos de los más diversos orígenes y convicciones desfilaron frente al cadáver del hombre que ha simbolizado la "conciencia de la nación". El entierro de Sajarov, de acuerdo con la tradición rusa que concede gran importancia a las exequias de los personajes ilustres, ha tenido las características multitudinarias y dramáticas que en su día tuvieron los entierros del escritor León Tolstoi (1910), Boris Pasternak (1960) o el cantautor VIadimir Visotski (1980).Boris Eltsin, uno de los líderes del grupo Interregional de Diputados junto con Sajarov, el embajador norteamericano Jack Matlock y un grupo de familiares y amigos acompañaban a Elena Bonner en el cementerio, especialmente iluminado con focos. Una banda de música del Ejército participó en la ceremonia y, pese al ruego de la viuda, fueron muchos los curiosos que arriesgándose sobre el suelo helado y sumamente resbaladizo llegaron hasta Vostriajovskoe después de haber seguido al cadáver en el Palacio de la Juventud el domingo y en el Presidium de la Academia de Ciencias y el Instituto de Física el lunes por la mañana.
Desde el Instituto de Física el cadáver fue transportado en cortejo hasta las inmediaciones de¡ estadio de Lushniki, escenario de tantos y tantos mitines políticos, donde se habían concentrado unas cien mil personas ante las que intervinieron diferentes oradores desde representantes de las repúblicas bálticas o de Armenia hasta poetas como Evgueni Evtuchenko, científicos y compañeros políticos del fallecido.
El académico Dimitri Lijachev, un hombre de gran prestigio que fue represaliado y enviado al campo de concentración en los tiempos de Stalin, colocó los puntos sobre las íes en un momento en que todos se declaran incondicionales del fallecido y recordó la persecución de la cual éste fue objeto en la Academia de Ciencias de la URSS, cuando en 1973 prestigiosos colegas del científico firmaron una carta acusándole de antisocialista y censurándole por su actitud y otros se negaron a firmarla.
Renovación moral
Lijachev dijo que Sajarov es "un ciudadano del mundo", un "ciudadano del siglo XXI", "un verdadero profeta en el sentido original de la palabra y como todos los profetas no fue comprendido y fue expulsado de su ciudad". Sajarov, añadió, pidió una "renovación moral de sus contemporáneos". "La Academia de Ciencias es culpable ante Andrei Dimitrivich", dijo.
Yuri Afanasiev, uno de los dirígentes del grupo Interregional, invitó a los participantes a formar una Unión de las Fuerzas Democráticas con el nombre de Sajarov. Afanasiev recordó que las últimas palabras de Sajarov antes de morir habían sido "mañana habrá una gran batalla" y consideró que estas se referían a la actitud del grupo Interregional, que hubiera hecho frente a la mayoría del Congreso de los Diputados y la Dirección del PCUS entorno al artículo 6 de la Constitución que fija el papel dirigente del Partido.
Afanasiev acusó a algunos diputados y a la dirección soviética de rechazar la discusión sobre el monopolio del Partido, la descentralización económica y la liquidación de la naturaleza imperial de la URSS. El economista Gavril Popov, otro de los cinco copresidentes del grupo Interregional, instó a la multitud a participar en las elecciones rusas del próximo mes de marzo. Por su parte, Anatoli Sobchak, el brillante jurista de Leningrado, llamó la atención sobre la fecha de la muerte de Sajarov, el 14 de diciembre, que coincide con aquel 14 dediciembre de 1825, cuando un grupo de oficiales rusos (los Decembristas), imbuidos de las ideas del liberalismo europeo, se levantó contra el zarismo en la plaza del Senado frente al palacio de Invierno de San Petesburgo.
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