Ribas Reig: "No podemos seguir igual"
El nuevo jefe del Gobierno de Andorra quiere modernizar el Principado
Óscar Ribas Reig accedió el pasado 12 de enero a la presidencia del Gobierno de Andorra. Un cargo del que dimitió en 1984 al ser boicoteados sus proyectos reformistas. Ahora vuelve con el respaldo de las fuerzas renovadoras y progresistas que ganaron las elecciones de diciembre. Con un Ejecutivo en el que está representada la izquierda -algo impensable hasta ahora en este gran bazar pirenaico-, admite que su país no resolverá sus problemas sin flexibilizar la concesión de la nacionalidad (sólo 8.000 de sus 50.000 habitantes la tienen).
Ribas pretende acabar con la concepción mercantilista que tenía del Gobierno su antecesor, Josep Pintat. Los dos encabezan poderosos lobbies económicos en su país, pero Ribas se niega a seguir gobernando Andorra como una sociedad anónima.
Pregunta. En enero de 1982, usted se convierte en el primer jefe de un Gobierno andorrano merced al decreto de reforma institucional auspiciado por los copríncipes de Andorra (el presidente francés, François Miterrand, y el obispo de la localidad leridana de La Seu d'Urgell, Joan Martí Alanís). En 1984 dimite y critica a los copríncipes y al Consell General (Parlamento) por su boicoteo a la conversión de Andorra en un Estado moderno. ¿Han desaparecido las trabas?
Respuesta. Tras las últimas elecciones, cuyos resultados me han sorprendido, se vislumbra una voluntad de cambio.
P. ¿Hace extensiva esa confianza a los sectores que entonces también le boicotearon: inmobiliario, banca y comercio?
R. El pueblo, al menos, sabe que no podemos seguir igual.
Petición europea
P. El Consejo de Europa ha recomendado a los copríncipes que cedan sus competencias (tienen prerrogativas de veto legislativo y acaparan el poder judicial) a las instituciones andorranas...R. Hay que llegar a un consenso entre los copríncipes y el poder popular. Hasta ahora ha funcionado bien esa especie de pacto feudal entre el señor y el pueblo, pero hay que revisarlo.
P. Usted ha lamentado que los ingresos públicos no puedan atender las necesidades de Andorra, mientras los siete bancos que operan en régimen de seudomonopolio sólo pagan un impuesto municipal por sucursal que apenas supera los seis millones de pesetas anuales...
R. Así es. El impuesto lo paga el consumidor, ya que en realidad se trata de un IVA. Esta situación anormal debe modificarse con impuestos indirectos.
P. La Europa comunitaria les exige una profunda reforma democrática de las instituciones...
R. Es un error juzgar a Andorra con los criterios de las grandes naciones. Aquí no hay sindicatos. Sería justo que existieran, pero no los mismos que tienen los países democráticos. El ideal sería encontrar unos órganos que defendieran los intereses de la clase laboral, purgándoles la posibilidad de intervenir en política. Los andorranos somos minoría, ya que la mano de obra es mayoritariamente extranjera. Por ello permitir agrupaciones representa un peligro de desestabilización.
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