Eficacia no exenta de calidad
S. S. La eficacia de Hugo Sánchez en el área es un monumento a la calidad de un futbolista y también al exacto conocimiento de sus limitaciones técnicas. Desde su llegada al fútbol español, nadie le recuerda un quiebro en la baldosa o una finta larga con internada, aspectos para los que no se siente dotado. Hugo ha dejado de lado algunas de las suertes más vistosas y apreciadas del fútbol, aquellas que definen en ocasiones la grandeza de un jugador. Garrincha, por ejemplo, labró su leyenda sobre el regate, como Kopa. Y sin embargo nadie puede decir que Hugo tenga menos clase o calidad que aquéllos, aunque evite regatear a una silla o no estén en contacto con la pelota más de una décima de segundo.
En ese leve instante, Hugo ofrece un supremo ejemplo de instinto, precisión y fantasía. En el momento en que todos los jugadores desean. y temen, Hugo anuncia sus remates con todas las condiciones que se suponen en los mejores futbolistas: técnica, dirección, potencia, variedad, chispa y sorpresa. A tales cualidades añade un sexto sentido, cargado de intuición, mediante el cual es capaz de llegar con puntualidad al lugar exacto en el que debe producirse un remate de carácter inapelable.
La diferencia final entre un buen jugador y uno excepcional acostumbra a marcar la ambición y la inteligencia. Unos cuantos futbolistas prometedores han visto su carrera estancada por la obstinación en hacer cosas para las que no estaban llamados. El tamaño de Hugo como jugador sería mucho menor si hubiera pretendido elucubrar con el arte del quiebro o la internada. Lejos de vaciarse en estas aventuras, el delantero ha profundizado en el único aspecto que le distingue' con claridad del resto de los futbolistas: el remate. Para ello ha eliminado cualquier elemento superfluo o inconveniente para sus características, y ha añadido los elementos físicos y psicológicos que le ayuden a lograr su supremacía como goleador.
Efecto sorpresa
Hugo hace valer en la cancha el efecto sorpresa y su poder de intimidación. Remata desde lugares insospechados, en posturas inverosímiles y en momentos imprevisibles. Siempre con un toque, incluso cuando parece más factible parar la pelota, prepararla y golpearla en mejores condiciones. La renuncia a este principio de actuación le colocaría en una conducta de juego que desconoce y, por tanto, le haría más vulnerable en el área.
El elemento físico acaba por perfilar el carácter único de Hugo Sánchez como rematador. Dotado de una agilidad extraordinaria, el delantero mexicano desafía cualquier previsión con sus chilenas, vuelos o giros. Su flexibilidad es un elemento de desconcierto para unos adversarios que acostumbran a enfrentarse a los delanteros con las armas de la ortodoxia. Hugo Sánchez, por el contrario, reserva a los defensas el regalo envenenado de un único toque, pero siempre inesperado. Y, desde luego, casi siempre exacto.
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