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Laureano Oubiña, absuelto de contrabando y condenado por resistencia a la autoridad

El industrial de Vilagarcía de Arousa Laureano Oubiña Piñeiro, considerado uno de los capos del contrabando y el narcotráfico en Galicia, fue condenado a cuatro meses de arresto mayor y 30.000 pesetas de multa por un delito de resistencia a la autoridad.

La sentencia, dada a conocer ayer por el juzgado número 2 de lo Penal de Pontevedra, le absolvió de los delitos de contrabando, tenencia ilícita de armas y atentado contra la autoridad.El acusado, que había sido detenido el pasado mes de julio por agredir a un guardia civil durante un registro en su domicilio, no tendrá que cumplir la sentencia, toda vez que permaneció en prisión preventiva seis meses. En febrero de 1990 fue puesto en libertad provisional tras depositar una fianza de un millón de pesetas.

Durante la vista, celebrada el pasado día 16 de abril, la acusación había solicitado seis años de prisión para él por los tres cargos. La defensa había pedido la pena mínima, un mes y un día de arresto menor, por un delito de resistencia a la autoridad.

Los hechos ocurrieron el 7 de julio de 1989, cuando fuerzas de la Guardia Civil llevaron a cabo por orden judicial un registro en las propiedad y el domicilio de Laureano Oubiña en Vilagarcía. La operación permitió localizar abundantes documentos, un visor de infrarrojos de uso habitual y exclusivo en el Ejército, un rifle y dos escopetas. Durante el registro Laureano Oubiña se encaró con un guardia civil al que, según la acusación, agredió mientras profería insultos contra el cuerpo. En su declaración Laureano Oubiña afirmó que había adquirido el visor nocturno en Portugal por menos de un millón de pesetas y que lo utilizaba para vigilar la finca de su propiedad en el pazo de Bayón y evitar así que robasen las uvas de sus cepas. La fiscal consideró que la posesión de este aparato constituía un delito de contrabando, circunstancia que niega la sentencia.

Respecto a las armas, Oubiña dijo que desconocía su existencia y que eran propiedad de su hermano Francisco, quien confirmó la declaración y precisó que las había ocultado allí para evitar que cayesen en manos de los niños.

El acusado negó haber agredido a un guardia civil, pero reconoció haber proferido insultos, molesto por el estado en que había encontrado su domicilio, como consecuencia del registro que se prolongó durante varias horas.

El caso Oubiña no queda cerrado en esta sentencia, ya que continúa en marcha una investigación por un presunto delito fiscal a la vista de la documentación recogida en los registros.

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