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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Dilema yugoslavo

LAS ELECCIONES que han tenido lugar el domingo pasado en Croacia y Eslovenia indican la escasa homogeneidad, en las diversas repúblicas, de las nuevas fuerzas políticas que salen a la palestra con la democracia. Ello subraya que sin un nuevo marco, probablemente confederal, para la convivencia de las siete repúblicas será muy difícil evitar la dislocación de Yugoslavia en el complejo proceso democratizador en curso. En Eslovenia, la segunda vuelta de las elecciones va a imponer la cohabitación entre el antiguo dirigente comunista Kucan, elegido presidente con cerca del 58 % de los votos, y la Oposición Democrática Unida (DEMOS), que, agrupando a democristianos, socialdemócratas, nacionalistas y verdes, ha obtenido una amplia mayoría en el Parlamento.Kucan es el único caso hasta ahora de un antiguo dirigente comunista que obtiene, con el voto de los ciudadanos, un alto cargo en un sistema democrático. Lo debe a que supo afirmar a tiempo su apoyo a la democracia y su nacionalismo. En la campaña electoral defendió tesis nacionalistas moderadas, no secesionistas, mientras DEMOS preconiza un referéndum para que Eslovenia pueda separarse de Yugoslavia. Tal puede ser el primer conflicto en la cohabitación que se va a iniciar en Liubliana.

Lo más preocupante de los resultados de Croacia es el éxito de la Comunidad Democrática Croata (CDC), logrado tras una campaña cargada de reminiscencias del nacionalismo parafascista y xenófobo de otros tiempos. En cambio ha fracasado la Coalición de Entendimiento Popular, de liberales y socialdemócratas, ya que los sectores asustados por el rebrote nacionalista han votado al antiguo partido comunista como mejor defensa ante ese peligro. De confirmarse el vuelco de Croacia hacia un nacionalismo antiserbio y anticomunista, mientras en la mayor república de la Federación, Serbia, el presidente Milosevitch encarna una mezcla de nacionalismo y de comunismo autoritario, estaríamos ante una perspectiva de máximo conflicto entre las dos principales repúblicas de la Federación.

El jefe del Gobierno federal, Markovic, ha afirmado recientemente que está dispuesto a organizar este año elecciones con pluralidad de partidos en toda la República de Yugoslavia. Podría ser éste, quizá, el único camino para frenar nacionalismos secesionistas y crear entre las diferentes repúblicas unas nuevas relaciones, regeneradas por el aire de la libertad.

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