_
_
_
_

El auxilio social viaja en ambulancia

Los equipos móviles recorren Madrid en apoyo de mendigos, marginados y ancianos sin hogar

Luz Sánchez-Mellado

A pesar del parecido del vehículo con una lechera de la Policía Municipal, los ocupantes de las dos unidades móviles de emergencia social dependientes del Ayuntamiento no ponen multas. Lejos de ello, Natalia, María José y Nacho, psicóloga, asistente social y conductor respectivamente, aparcan en doble fila y saltan de la furgoneta, folleto en mano, para ofrecer información, cobijo, alimento o calor humano a los cientos de personas que viven, piden y duermen en las calles de Madrid. Ésta es la primera experiencia española de asistencia social ambulante.

Pedro José Acítores, de unos 40 años, no puede disimular su desorientación y su desamparo sentado en un banco de la calle de Santa Engracia. Este hombre de rostro curtido y barba cerrada es señalado por la psicóloga Natalia Cruz como "un caso de intervención".Desde el pasado 23 de abril, dos de estas "unidades móviles de asistencia social" peinan las calles de Madrid en busca de personas que permanezcan en las calles de la ciudad en situación de necesidad. "Siempre que estas personas lo deseen, nuestra misión es enterarnos de su situación personal, económica y familiar y, a continuación, informarles de los recursos de que dispone el Ayuntamiento de Madrid para alimentar, albergar o ayudar de otra forma a estos ciudadanos que muchas veces no saben siquiera que pueden acceder a estor servicios", afirma Ana Llanes, coordinadora de estos vehículos. Llanes dice que otras veces el supuesto necesitado sale corriendo en cuanto se acerca la furgoneta blanca.

Desde el inicio de sus salidas, los dos equipos quetripulan las ya denominadas popularmente furgonetas sociales, hacen una media de 14 intervenciones diarias. "Preedominan los casos de personas mayores de 45 años, generalmente hombres que viven en pensiones y que, al menos eso dicen, están tramitando su pensión asistencial", dice Natalia Cruz.

Después de comprobar por el teléfono móvil que Pedro José Acítores ha pernoctado la noche anterior en el albergue de Vía Carpetana y que había pedido un albergue definitivo, las ocupantes de la ambulancia social le invitan a subir a bordo y le llevan a una oficina municipal de asistencia social para que resuelva su caso. De vuelta a la furgoneta, Natalia, Ana y María José reanudan su labor de ojeo: "¡Nacho, para, que hay un señor durmiendo en un banco!". Y vuelta a empezar.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_