Acoger a De Klerk es apoyar su reforma, según González
Un jefe de Estado surafricano, Frederik W. de Klerk, pisará hoy, por primera vez, suelo español, con el declarado propósito de explicar las reformas que ha emprendido para acabar con el apartheid (desarrollo separado). El presidente Felipe González no dudó en afirmar ayer: "El mero hecho de recibirlo significa que estoy apoyando su esfuerzo".
De Klerk tiene además la secreta esperanza de convencer a sus interlocutores de la necesidad de levantar las sanciones impuestas por la Comunidad Europea contra Pretoria. Su adversario, el líder nacionalista negro Nelson Mandela, que considera prematura la supresión del castigo contra África del Sur, visitará Madrid el próximo mes de septiembre, según indicó el martes un representante del Congreso Nacional Africano (ANC) al embajador de España en Zimbabue, José Manuel Paz.Los anfitriones españoles del presidente escucharán con interés sus explicaciones, pero consideran aún un poco precipitado el levantamiento de las sanciones mientras se mantegan en pie los pilares del apartheid. En todo caso, sólo deberían ser suspendidas por la CE en su conjunto, ya que fueron tomadas por unanimidad en 1985 y en 1986. Después de haber embargado la venta de armas a Pretoria, los Doce acordaron prohibir las importaciones de monedas de oro, hierro y acero, y vetar nuevas inversiones privadas.
El Gobierno español va a hacer un gesto hacia De Klerk al levantar una medida unilateral, autorizando a los deportistas españoles, especialmente a los jugadores de golf de y de tenis, a participar a título individual en competiciones en África del Sur, pero no así a las selecciones nacionales. "Con esta iniciativa", comentó Jorge Dezcallar, director general de África, "intentamos enviar una señal de aliento".
De Klerk, al que acompaña su ministro de Asuntos Exteriores, Pik Botha, será recibido en la Zarzuela por el Rey antes de almorzar con el presidente Felipe González. Su visita no es de Estado, sino de trabajo, pero aun así las autoridades españolas han querido darle un perfil bajo, y, por ejemplo, el jefe del Gobierno español no dará una conferencia de prensa con su huésped a diferencia de lo sucedido con presidentes latinoamericanos.
La estancia de De Klerk en España se enmarca en una gira de 18 días por ocho países comunitarios -sólo Holanda se ha negado a acogerle- y por Suiza, y concluirá el viernes en Roma. Tres miembros de la CE, Grecia, Portugal y el Reino Unido, que rompió en febrero la unanimidad de los Doce, se han pronunciado por el levantamiento de las sanciones, un tema que será debatido en junio por los titulares de Exteriores y por la cumbre europea de Dublín. Lisboa elevó incluso el rango de la estancia de De Klerk a visita de Estado.
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