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LA MAESTRANZA

Tarde sabática de Manzanares

José Mari Manzanares interrumpió el año sabático que había planeado, para encerrarse con seis toros en La Maestranza. Tomarse un año sabático, tras 20 años de alternativa, es un derecho que si no está reconocido en la Constitución debería reconocerse. Sin embargo, interrumpir el año sabático ha de ser por muy relevante motivo. Manzanares decidió interrumpirlo, pues deseaba vivamente abrir la Puerta del Príncipe, aspiración legítima de todos los toreros y al alcance de muy pocos. Pero Manzanares se quedó en el deseo y no pasó a la acción. Es decir, hizo el paseíllo, el público le dedicó una muy cerrada y cariñosa ovación a la que el diestro correspondió desde el tercio, montera en mano, y se olvidó a continuación que había decidido interrumpir el año sabático.

Seis ganaderías / Manzanares

Toros de Juan Pedro Domecq, Samuel Flores, Gabriel Rojas (sobrero), Jandilla, Torrestrella y Torrealta: de aceptable presentación y desigual juego, predominando la mansedumbre. José Mari Manzanares, único espada: media (palmas); pinchazo y estocada corta (ovación); pinchazo y bajonazo (silencio); media caída (pitos); tres pinchazos y descabello (algunos pitos); media (silencio). Plaza de la Real Maestranza, 14 de junio. Corrida de la Prensa. Tres cuartos de plaza.

Salieron por los chiqueros seis toros de otros tantos hierros de los llamados comerciales. En el cartel sólo había uno -el de María Luisa Domínguez-, que no tiene tal catalogación, pero como era cojo lo devolvió el usía, y salió el sobrero de Gabriel Rojas. Parte de la responsabilidad de la gris actuación del diestro de Alicante la tuvieron los toros, pero en el pecado ha llevado el torero la penitencia. Si se tratara de tener un gesto podría haberse salido algo del sota, caballo y rey que anhelan las figuras. Ningún toro tomó más de una vara, y varios de ellos doblaron las manos frecuentemente.

Sentado que no salió ningún toro bravo, no es menos cierto que ninguno fue un marrajo, y que hubo varios -los de Gabriel Rojas, Jandilla y Torrealta- muy manejables. Soportar la lidia de seis toros si no se tiene o no se aplica un variado repertorio, resulta, como resultó, un soberano tostón.

Todo el quehacer del diestro con el capote -excepto un quite por chicuelinas al sexto-, fue a la verónica, que es verdad es la suerte fundamental, pero no la única. Además, toreó a la verónica, generalmente, con el paso atrás, excepto en unos lances por el lado izquierdo al primero.

Torear por el pitón roto

También es proverbial en este tipo de corridas, que el solitario espada coloque a todos los toros en el caballo, esté pendiente de la lidia, impida que la cuadrilla se harte de dar capotazos. Nada de eso hizo Manzanares. Tampoco es buen gesto hartarse de darle pases con la derecha a un toro que se había partido, precisamente, el pitón derecho, pese a que el público le requería, reiteradamente, que se echara la muleta a la izquierda, lo que al final hizo, para darle dos naturales sin brillo y desistir enseguida. Ni siquiera se estrechó por el pitón roto al entrar a matar.El año sabático se le ha advertido en la falta de confianza, en la ausencia de inspiración -siempre los dos pases, el redondo y el natural-, en la falta de sitio, en echarse fuera al entrar a matar, en citar casi siempre fuera de cacho, en aprovechar frecuentemente el viaje. En fin, tarde sabática que ha causado gran decepción al público de La Maestranza, que le ha tratado con su habitual cortesía.

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