Samuel Doe pasea por Monrovia en un descapotable
Los golpes de escena no dejan de salpicar el tormentoso y complejo desarrollo del conflicto liberiano. Tras haber tenido que soportar desde el mar un ataque contra su propia mansión, el presidente liberiano, Samuel Doe, salió el lunes, como si ignorara la presencia de las fuerzas del Frente Patriótico Nacional (FPN) a las puertas de su casa, de paseo por las desiertas calles de Monrovia en un coche descapotable. Simultáneamente, el FPN anunció que estará presente hoy en un nuevo intento de conversaciones con representantes del Gobierno en Freetown, la capital de Sierra Leona.
La guerra civil que desde hace seis meses asola Liberia sigue su marcha de súbitas y poderosas sacudidas de la guerrilla contra el centro de Monrovia e inexplicables y enigmáticos retrocesos. El grotesco paseo del lunes del presidente Samuel Doe por las calles de la ciudad, arrasada no por los combates con los rebeldes sino por la anarquía de las tropas gubernamentales en desbandada, es considerada por los diplomáticos occidentales como un intento del dictador de restablecer la moral de los soldados, único medio quizá para salvar del caos lo que queda de la capital liberiana.Es un golpe de efecto que, sin embargo, no puede borrar el hecho de que Doe está acabado, ante la demostrada superioridad numérica y de armamento de la guerrilla que lucha para derrocarle.
El camino del diálogo
Más desconcertante que la actitud de Doe es el acuerdo anunciado ayer por el Frente Patriótico Nacional de presentarse a una nueva ronda de negociaciones con representantes liberianos y la mediación de la Comunidad Europea de los Países del África Occidental.Dicha organización ha impuesto como base para el diálogo que el Frente Patriótico Nacional acepte el despliegue de una fuerza multinacional de paz y la formación de un Gobierno interino del que deberá quedar excluido el líder de la guerrilla, Charles Taylor.
Esta última condición exigida por el presidente Doe fue lacausa de que el Frente Patriótico Nacional ni siquiera hiciese acto de presencia en Freetown para la segunda fase de las negociaciones, hace tres semanas. A pesar de que entonces las fuerzas rebeldes no habían completado aún el cerco de la ciudad y les quedaba todavía por desbaratar los grandes baulartes militares de Doe en torno a la capital, Taylor se mostró inflexible y dejó en claro que Doe no estaba en situación de imponer condiciones y de que, para seguir el diálogo, éste debería marcharse. Desde entonces, el diálogo quedó irremediablemente bloqueado.
El cambio de actitud del grupo rebelde, con la victoria militar prácticamente en sus manos, según los observadores diplomáticos, podría ser la prueba de las rumoreadas divisiones que al parecer existen dentro de la guerrilla entre la columna al mando de Taylor, que ataca la ciudad desde los suburbios orientales de Paynesville, y la de su colega y rival dentro del movimiento, Prince Johnson, que dirige la otra columna que acosa Monrovia desde el puerto situado al norte de la ciudad.
Se trata, en este último caso, de un contingente más numeroso que el de Taylor, pero a diferencia de éste indisciplinado y víctima de una anarquía comparable a la de las tropas gubernamentales. Integrado por adolescentes incontrolados y sin formación militar, ha sido responsable de las represalias y matanzas ocurridas en zonas ocupadas por los rebeldes contra mandingos y krahns e incluso de enfrentamientos dentro de las propias filas guerrilleras.
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