Un juez declara a la Iglesia responsable civil en un caso de corrupción de menores
Un juez ha declarado responsable civil subsidiario al Arzobispado de Barcelona de la Iglesia católica en la causa penal seguida contra Jordi Ignasi Sanabre, párroco de Polinyà -localidad próxima a Barcelona-, acusado de abusar sexualmente de un monaguillo de su parroquia. El Juzgado de Instrucción número 3 de Sabadell, encargado del caso, ha requerido al arzobispado a que comparezca en la causa con ahogado y deposite una ríanza de cinco millones de pesetas para afrontar las posibles responsabilidades pecuniarias en caso de insolvencia del acusado.
El párroco, de 52 años, será juzgado en la Audiencia de Barcelona una vez que el arzobispado califique jurídicamente la actuación del religioso, para quien el fiscal solicita cinco años de prisión. El auto que declara la responsabilidad civil de la Iglesia fue dictado por el juez el pasado 7 de septiembre en respuesta a la petición hecha por la acusación particular, ejercida por la familia del menor P. B. S, de 15 años.Los familiares de la supuesta víctima de los abusos sexuales consideran que la Iglesia es responsable subsidiaria de los actos del párroco, ya que presuntamente éstos tuvieron lugar mientras trabajaba en la parroquia de Polinyà. Por ello, la acusación particular solicita cinco millones de indemnización. "Es la misma situación que la de un médico de la sanidad pública acusado de una negligencia por un acto profesional. Al acusado se le exige la responsabilidad penal y a la institución sanitaria la civil", explicó ayer el abogado de la familia, Jordi Oliveras.
Concluidas las diligencias
Con esta resolución judicial queda prácticamente concluida la instrucción de las diligencias iniciadas en junio de 1988, al ser detenido Jordi Ignasi Sanabre tras la denuncia presentada por la familia del menor. A lo largo de las declaraciones prestadas ante la Guardia Civil y el juez, el religioso cambió sus versiones de los hechos. En un primer momento admitió que había mantenido relaciones sexuales con el menor para, después, decir que no fueron sexuales, sino "sensacionales". El religioso nunca ha admitido haber penetrado analmente al menor.El motivo que provocó la presentación de la denuncia fue el miedo del adolescente a la posibilidad de haber contraído el sida. Al ser informado, en una charla en su colegio de las formas de contraer la enfermedad, el joven comentó a sus padres que quería ser sometido a una revisión médica para, finalmente, relatarles los contactos con el párroco.
Según la versión del adolescente, las relaciones entre ambos se iniciaron en 1987 y se prolongaron hasta mayo de 1988 y siempre solían producirse en alguna dependencia de la iglesia los domingos por la mañana, antes de misa.
Los contactos sexuales se produjeron en 20 ocasiones en las que el menor penetró analmente al párroco, según señala la calificación del fiscal, quien sostiene que otras veces las relaciones sexuales no conllevaron penetración.
Los informes médico forenses realizados descartaron, en un principio, que el menor fuese sujeto pasivo de las relaciones sexuales. En cuanto al párroco, los forenses no hallaron ningún traumatismo crónico en el sacerdote que apuntara a la existencia de acciones homosexuales continuadas.
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