Complicado panorama para Haraui
Siria y sus aliados libaneses presentan la rendición del general Michel Aún como un factor de estabilidad. Sin negar que se ha eliminado un elemento de conflicto a corto plazo -su enfrentamiento con el Ejército sirio hubiera llevado a una nueva guerra-, con él no se han arrancado todas las raíces del problema libanés.La disolución de las milicias, prometida por el presidente Elías Haraui, va a tropezar con muchas dificultades, empezando por la previsible resistencia de las cristianas Fuerzas Libanesas. Además, Haraui debe extender su autoridad a todo el país, incluida la franja sur que controla Israel.
Tras su intervención militar del sábado, esencial para la capitulación de Aún, Damasco aparece más que nunca como salvador de la Administración de Haraui. Tras 11 meses en el poder, este cristiano maronita de la Bekaa y su variopinto equipo de Gobierno se habían mostrado incapaces de deshacerse del desario que representaba el general.
Hace falta saber ahora si Haraui mantendrá su conquista. El presidente libanés ha reconocido que la decisión de pedir ayuda a Siria fue "difícil, pero inevitable". Ahora bien, una presencia demasiado prolongada de las tropas de Damasco en su país puede confirmar a posteriori las acusaciones de "marioneta de los sirios" con que le regalaba Michel Aún. De momento, para llevar a cabo el bloqueo y el posterior asalto a Baabda, Haraui ha contado con una aliado peligroso, la acomodaticia milicia cristíana Fuerzas Libanesas (FL), que hace año y medio le combatía al lado de Aún.
Presión siria
En pro de su imagen internacional y de unas buenas relaciones con Occidente, Siria puede llegar a presionar a sus milicias aliadas, en especial Amal (de confesión musulmana shií), para que abandonen las armas, al menos en la capital, Beirut. Parece más improbable, sin embargo, que tal actitud vaya a ser adoptada por las buenas por las FL, sobre cuya dirección Siria no tiene ningún ascendiente.
A lo largo de 15 años de guerra civil, las FL han creado un Estado dentro del Estado, en el área del llamado enclave cristiano bajo su control, Desde un sistema de cobro de impuestos hasta sus propios servicios aduaneros en el puerto de Yunie, los hombres de Samir Geagea disponen de un verdadero aparato de gobierno y control, incluida una fuerza armada de unos 15.000 hombres con un alto nivel de disciplina y entrenamiento. Armados, al igual que las tropas de Aún, por Irak, estos milicianos defienden con ahínco no ya un modo de vida, sino un verdadero imperio económico.
Para complicar más las cosas, una escisión prosiria de las FL, que dirige el antiguo comandante de esta milicia Elie Hobeika, ha llegado al Meten, el hasta ahora feudo de Aún, tras las huellas de los soldados de Damasco. Los partidarios de Hobeika, según informaciones de Beirut, piensan instalarse en esa región. Tal eventualidad enfrenta a Haraui a un posible ajuste de cuentas entre dos viejos enemigos, muy dados a saldar deudas de guerra a base de coches bomba.
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