_
_
_
_

Un mito de nuestro tiempo

Setenta y dos años son pocos para consumir una vida, a menos que esa vida no haya sido un puro llamear. Entonces, suele decirse que las vidas se queman y, en el caso de Leonard Bernstein, el incendio al igual que en los bosques comenzó por diversos puntos. Incendio vital que se alió, inseparablemente, del artístico en una múltiple dedicación: piano, composición, pedagogía, dirección, cine, televisión, teatro y, por si fuera poco, sociedad. El director gozó de la admiración y hasta del mimo de su entorno social mientras se convertía, frente al mundo, en uno de los mitos de nuestro tiempo. Discípulo y colaborador en plena juventud de dos tan admirables maestros como fueron Fritz Reiner y Serge Koussevitzki, a través de ellos alimentó Bernstein el evidente fenómeno de un europeísmo norteamericanizado cuyos datos principales son: el imperio del ritmo, el cuidado casi industrial del detalle, la brillantez sonora, la potencia vital y el eclecticismo del repertorio.Pisó fuerte no sólo en el Metropolitan, sino también en la Scala o la Opera de Viena con versiones de Medea, Sonámbula, Bohème o Carmen que se recuerdan siempre, y su Mahler fue aplaudido por los más iniciados en la seudorreligión del autor de La canción de la tierra.

Más información
El mundo de la música lamenta la muerte de Leonard Bernstein

Al mismo tiempo, descubría a todos la Segunda sinfonía, de Ives, o la Turangalila, de Messiaen. Junto al importante legado discográfico, nos deja Bernstein la expresión de sus ideas en tres volúmenes de títulos significativos: La alegría de la música (1954), La infinita variedad de la música (1959) y La pregunta sin respuesta (1976).

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_