Detenido uno de los presos que se fugaron el lunes de un furgón celular en Valladolid
José Campillo Nim, uno de los cuatro reclusos que se fugaron el lunes de un furgón celular en Valladolid, fue detenido por efectivos de la policía a las dos de la madrugada de ayer, debajo del puente del ferrocarril del polígono de Argales, en las inmediaciones del barrio de la Rubia de la capital vallisoletana. El recluso fue localizado por una patrulla policial y no opuso resistencia al ser identificado.
Siguen en libertad Juan José Garfia Rodríguez, quien cumplía condena de 113 años de cárcel por un triple asesinato en 1987, y Antonio Vázquez Vázquez, condenado por diferentes robos con intimidación. El otro de los reclusos evadidos y ya detenido, José Campillo, cumple condena también por robos con intimidación.[El director general de la Guardia Civil, Luis Roldán, ha ordenado la apertura de una investigación interna para esclarecer las causas que hicieron posible la fuga de los reclusos, según informa la agencia Servimedia. Roldán reconoció que los vehículos del Cuerpo usados para el traslado de presos no reúnen las condiciones de seguridad precisas].
Según los datos facilitados por el delegado del Gobierno en Castilla y León, Arsenio Lope Huerta, "los presos no tenían previsto que el intento de fuga se realizara en Valladolid" y destacó que no fue el más peligroso de los tres, Juan José Garfia, quien preparó la evasión.
Lope Huerta indicó también que en fuentes policiales "se desconoce la manera en la que los reclusos consiguieron soltarse las esposas y el modo por el que lograron huir hundiendo el suelo del furgón para escapar a través de él".
El delegado del Gobierno descartó que los dos reclusos que permanecen libres estén armados y les calificó como "más peligrosos para las Fuerzas de Seguridad del Estado que para la población dada su trayectoria criminal".
Por lo que se refiere a la fuga, Arsenio Lope Huerta explicó que los escoltas del coche celular actuaron con rapidez, lo que permitió la captura de José Romero Chulía, quien también viajaba en el furgón.
Un guardia civil consiguió en el momento de la huida alcanzar a Juan José Garfia, "que le golpeó salvajemente dejándole en estado de semiinconsciencia y que no utilizó su arma reglamentarla por el respeto exquisito que las Fuerzas de Seguridad del Estado tienen por la vida de las personas".
La fuga de los tres reclusos se produjo a las 13.15 del lunes, cuando el vehículo policial en el que eran trasladados desde la cárcel de Carabanchel a la prisión de Burgos y en el que viajaban 35 reclusos se detuvo en un semáforo en una calle próxima a la carretera de Salamanca, situada en la capital vallisoletana.
Fuga sin herramientas
En ese momento, cuatro presos que iban en un mismo departamento y esposados consiguieron quitarse los grilletes, y sin herramienta alguna hundieron los paneles del suelo del furgón y accedieron al exterior.
Varios miembros de la Guardia Civil salieron en persecución de los evadidos y detuvieron a José Romero Chulía después de un breve forcejeo. Los otros tres presos emprendieron una veloz carrera, y sólo Juan José Garfia fue alcanzado por un guardia civil del que se deshizo después de propinarle puñetazos y patadas en todo el cuerpo. Juan José Garfía cumplía condena de 113 años de cárcel por el asesinato de tres personas.
Los hechos por los que fue condenado sucedieron los días 16 y 17 de septiembre de 1987, cuando Juan José, Garfia, quien iba acompañado por su hermano y la novia de éste, se salió de la carretera. Un vehículo de la Policía Municipal se detuvo para hacer una comprobación rutinaria y Juan José disparó una escopeta de cañones recortados contra los idos agentes locales sin mediar palabra. Mató a uno de ellos e hirió al otro; asimismo mató a un vecino que se acercó a ver qué pasaba y a un guardia civil que participó en su búsqueda.
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