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El Parlamento de Serbia acepta todas las reivindicaciones populares

El Parlamento de Serbia aceptó anoche todas las reivindicaciones de los manifestantes que recorren las calles de la ciudad, declaró su presidente, Slobodan Unkovic, en un intento de desactivar la crisis que conmueve al país, con la esperanza de que el desenlace no sea cruento. Unkovic solicitó a los manifestantes, congregados desde el domingo pasado a unos 200 metros del Parlamento, que se dispersen, mientras el líder opositor, Vuk Draskovic, se dirigía a miles de seguidores.

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Por su parte, la presidencia colectiva de Yugoslavia fue convocada ayer con urgencia, "en su función como comandante supremo de las Fuerzas Armadas", a solicitud del ministro federal de Defensa, Veljko Kadijevic, en una situación de extrema tensión en Belgrado. Decenas de miles de manifestantes en la capital aclamaron como el símbolo de la "rebelión de los serbios contra el despotismo" a Vuk Draskovic, el carismático líder del anticomunismo nacionalista, liberado una hora antes por las autoridades, después de tres días de detención."Serbia nunca volverá a ser la de antes del 9 de marzo. Sólo será fuerte cuando sea democrática. Hoy, el mundo nos observa. Serbia ya no es el último bastión del comunismo. Debemos unirnos a la Europa democrática. Ésta es la rebelión de los serbios", declaró Draskovic a una masa entusiasta que coreaba su nombre y coros de "mafia roja, Slobodan-Sadam, Slobodan-Stalin", en referencia al presidente serbio, Slobodan Milosevic.

Animos encrespados

Los manifestantes mantienen paralizado el centro de la ciudad y ayer proliferaron tanto informaciones sobre movimientos de tropas como temores a que el Ejército utilice estas movilizaciones como pretexto para una intervención armada en toda Yugoslavia, que muchos generales añoran desde hace meses, para frenar los procesos democratizadores y centrífugos en el Estado federal.El presidente de la federación, el serbio Borisav Jovic, anunció una decisión de máxima trascendencia para el futuro del país, que no se había producido al cierre de esta edición. Manifestaciones en toda Serbia y en numerosas fábricas expresaron ayer su apoyo a las demandas de la oposición y los estudiantes concentrados permanentemente en Belgrado desde el domingo.

Éstas son la libertad de los detenidos en los incidentes del sá bado pasado y la posterior represión, la dimisión del ministro del Interior y, según se oía cada vez más ayer en la plaza central de Belgrado, el cese del Gobierno del presidente serbio, Slobodan Milosevic. Ayer se cumplió una de las condiciones de los estudiantes, la que originó el sábado la protesta que era la dimisión del director de la televisión de Belgrado, Dusan Mitevic, y otros cuatro redactores jefes, destacados responsables de la constante manipulación informativa de la televisión a favor de Milosevic y su Partido Socialista Serbio.

La primera gran respuesta popular serbia contra el presidente Slobodan Milosevic ganaba ayer rápidamente en fuerza. Se fortalecían con ella los temores a que Milosevic confirme su alianza con la dirección de las Fuerzas Armadas yugoslavas, comandadas en su mayoría por comunistas conservadores serbios, e imponga una ley marcial aprovechando que aún dirige la presidencia el representante serbio y leal seguidor suyo, Borisav Jovic.

El Gobierno federal del primer ministro Ante Markovic emitió un comunicado en el que se distancia claramente de una posible intervención militar, y declara que, "pese a su complejidad, los problemas pueden resolverse por medios democráticos y sin el recurso a la fuerza". Markovic condenó la utilización de las Fuerzas Armadas para reprimir las protestas callejeras el sábado pasado y reveló no haber sido consultado.

Las instituciones yugoslavas y serbias han quedado paralizadas, tras cuatro días de manifestaciones contra la dirección política serbia en la capital, con el abandono del Parlamento serbio por parte de la oposición y la imposibilidad de celebrarse una reunión ordinaria de la presidencia yugoslava. Representantes del Partido Socialista Serbio (ex comunista) del presidente Slobodan Milosevic reiteraron ayer las acusaciones contra "agentes extranjeros" y "fuerzas secesionistas albanesas y croatas"` como supuestos aliados de los manifestantes en Belgrado, en un plan para "destruir Serbia y convertirla en un Estado títere".

El presidente de la presidencia colectiva, Borisav Jovic, anunció que el público sería informado de inmediato de la decisión del "comandante supremo de las Fuerzas Armadas". Según Jovic, estrecho colaborador de Milosevic, "la presidencia federal se ha visto paralizada como órgano de máxima responsabilidad ante la situación en el país, hasta tal punto que en circunstancias dramáticas actuales ha dejado de ejercer sus funciones constitucionales".

El representante esloveno en la presidencia, Janes Drnovsek, anunció ayer su negativa a participar en la cumbre de emergencia convocada por Jovic y el ministro de Defensa.

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