El secreto de la muerte de Pasolini
El escritor y cineasta programó durante 15 años su violento fin, según el estudioso Giuseppe Zigaina
El pintor Giuseppe Zigaina (Cervignano del Friuli, 1924) fue amigo de Pier Paolo Pasolini desde su infancia en el Friuli (norte de Italia), donde ambos nacieron, hasta el momento en que el cineasta fue asesinado en Ostia. Tras la muerte de Pasolini, el 2 de noviembre de 1975, Zigaina empezó a reunir los dibujos dispersos de Pasolini. Una observación atenta de los dibujos le hizo comprender que se trataba de algo más que pintura. Y de ahí pasó al análisis de los textos y se convenció de que requerían una lectura global que interrelacionara todos los elementos. El resultado es una interpretación revolucionaria de la obra el artista, que le permite asegurar que Pasolini programó su muerte, a lo largo de 15 años, como suma ex presión del lenguaje, y que lo hizo sumergiéndose en las raíces más arcaicas de la mitología."Pasolini profetizó el día de su muerte, dónde ocurriría, que sería a bastonazos, el aspecto y la edad del muchacho que le mataría... Y lo escribió mucho antes de que sucediera", asegura Giuseppe Zigaina, que ha escrito un libro, que ayer presentó en Madrid, dedicando años a analizar la obra del cineasta y escritor. Todo está escrito en los libros de Pasolini, como Poesía en forma de rosa, Transhumanar y organizar, La divina mímesis (Icaria, 1976) o, sobre todo, en su volumen de ensayos Empirismo eretico (que no se encuentra en castellano).
En un ensayo sobre la muerte del presidente Kennedy (en Empirismo eretico), Pasolini da las claves para interpretar su obra, dice Zigaina. "El momento del asesinato de Kennedy fue filmado por cámaras de televisión y por aficionados, explica Pasolini en el ensayo. La policía reunió todas esas filmaciones, eligió las secuencias más reveladoras y las unió. Al hablar de eso Pasolini estaba hablando de sí mismo, de su obra. Obsesionado por no ser comprendido, quería que alguien reuniera todos los elementos y los uniera para que así pudiera ser interpretada su obra y su muerte como culminación suprema de esa obra. Y Pasolini escribió aún más: 'Kennedy muriendo expresa su extrema acción'. Sólo es necesario cambiar el nombre de Kennedy por el de Pasolini para comprender qué trataba de decir".
Desde 1960 hasta 1975 toda la obra de Pasolini está puesta al servicio de una idea, afirma Zigaina: una lectura total que se completa con la muerte ritual como suma expresión de lenguaje. Y cita diversos textos: "El hombre se expresa sobre todo con la acción" (Empirismo eretico); "Hasta que yo no esté muerto, nadie podrá garantizar conocerme verdaderamente", en el mismo libro.
Ya desde niño estaba Pasolini obsesionado con la muerte escribió muy joven el poema El día de mi muerte-, pero de "una manera normal", según Zigaina. Incluso en sus juegos quería que le ataran y "entregar su sangre en beneficio de la humanidad". Esta obsesión cristaliza en los primeros años sesenta hasta impulsarle a programar su muerte, explica Zigaina.
Extrema acción
¿Qué sucedió para obligarle a llegar a tan extrema acción? "En 1949 fue acusado de corrupción de menores y expulsado del Partido Comunista con una fórmula infamante: por 'Indignidad moral y política'. Es una terrible herida que permanecerá abierta hasta su muerte. Huye a Roma. Su libro de poesía Las cenizas de Gramsci le reconcilia con el mundo: es alabado y se saluda el nacimiento de un gran poeta. Pero poco después publica la novela Una vida violenta, en la que utiliza un lenguaje muy abstracto y violento. Provocó un gran escándalo y fue condenado incluso por obscenidad. Se ve obligado a dejar la novela, y se centra en la poesía y en el cine. Triunfa en éste, pero su poesía es acogida con frialdad, quizá por su lenguaje ambiguo. Entonces se revuelve contra el mundo. Quiere huir de él".
No podía suicidarse, porque el suicidio "deja dentro de ti la cualidad peor de la vida" (Empirismo eretico). El quería la muerta mítica del héroe, "porque sólo la muerte del héroe es un espectáculo; y sólo ésta es útil" (Empirismo eretico).
Pasolini temía ante todo no ser comprendido. Ésta era la verdadera muerte. Así lo escribe en el poema Una desesperada realidad (incluido en Poesía en forma de rosa): "La muerte no consiste /en no poder comunicar /sino en ser ya para siempre incomprendido".
Lenguaje oscuro
¿Por qué, entonces, si deseaba ser comprendido utilizaba un lenguaje absolutamente oscuro, con frecuencia ininteligible? Según Zigaina, "no estaba seguro de poder morir en el momento adecuado, tal como él había planificado. Podía morir de cáncer o atropellado por un coche. Entonces su obra quedaba sin culminación, sin explicación final. Él no podía decir 'voy a morir, en una muerte ritual, para que sea la suprema expresión de mi lenguaje y mi obra sea comprendida y revalidada en el futuro".
"Si lo decía claramente", continúa Zigaina, "le llevaban a un manicomio. Por eso utilizó un lenguaje ambiguo que, en realidad tiene dos significados: si todo va bien, su obra se verá culminada y revalidada; si se tuerce lo programado, si hubiera muerto de enfermedad o accidente, sería leído como hasta hoy, como la lectura corriente de un poeta civil". "La verdad", añade Zigaina, "es que milagrosamente Pasolini tuvo mucha fortuna. Todo ocurrió como él quería. Con su cuerpo sacrificado en Ostia. Realizó una operación mítica sobre sí mismo".
Zigaina ha publicado el libro Pasolini tra enigma e poesia, traducido a numerosos idiomas y en curso de traducción al castellano. En él expone detalladamente su hipótesis. Zigaina explica cómo llegó a ella. "La observación estrecha de sus dibujos me hizo pensar que se trataba de algo más que pintura. Y vi que era necesario un análisis global de toda su obra, dibujos, textos y películas. Intuí fulminantemente que Pasolini había montado la película de su vida, con un resultado adelantado que yo debía verificar. Empecé a poner en correlación acontecimientos, problemas y situaciones. Determinados elementos, a los que llamo indicios, me dieron la clave de lectura de su arte: todo estaba escrito en función de su muerte, que forma parte de esta misma obra".
Babelia
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