El sentimiento torero de Joaquín Díaz

Poner sentimiento en el toreo es patrimonio de unos pocos escogidos. Una cosa es el buen gusto toreando, que tampoco es virtud que abunde y otra es el sentimiento. Se encuentra éste más próximo a la pasión, y provoca en el torero y en el espectador una intensa emoción por la obra de arte. El debutante Joaquín Díaz toreó con sentimiento al único novillo noble del encierro. Confirmó en la Maestranza la buena impresión que dejó la temporada pasada en su presentación en las Ventas. El sentimiento de su quehacer lo expresó, además, en el toreo fundamental, ora en redondo, ora al natural, y en torerísimos cambios de mano y en lentos ayudados por bajo por el lado izquierdo. Todo ello muy cadencioso, muy hilvanado, en definitiva muy torero.Su segundo fue un manso al que le costaba trabajo tomar la muleta. Estuvo decidido y valiente pero no podía haber brillo. No era novillo que mereciera el brindis que le hizo al maestro Manolo Vázquez.

Rondino, otro novillero de Utrera, que en su presentación en la Maestranza, el pasado domingo, dejó un buen sabor de boca, tuvo un lote muy poco propicio para el éxito. Su primero, además de manso, era dificil. Buscaba con peligro por el lado derecho, y se quedaba muy corto por el izquierdo. Rondino estuvo valiente y aguantó los parones de su enemigo. Al sexto, muy tardo, lo toreó muy bien en redondo, con mucho temple y buen remate. Por el izquierdo, que también lo intentó, el novillo no estaba dispuesto a tragarse ni un muletazo. Confirmó, no obstante, su decidida voluntad de ser torero. Debe y puede, pues tiene valor, mejorar con la espada.

Manuel Campuzano demostró tener oficio. Anduvo muy suelto con sus incómodos novillos, pero el sentimiento estuvo ausente en su labor. Su primero tenía corta trayectoria y lo toreó sobre la derecha, con temple pero abusando del pico. Los naturales tuvieron más ajuste. En el cuarto, un novillo bronco, estuvo valiente y un tanto acelerado. Toreó con aseo por el lado derecho, mientras que los naturales fueron más desiguales.

El sentimiento del torero de Joaquín Díaz, y la voluntad de triunfo de Rondino, han dejado en los aficionados el anhelo de volver a verlos. Bien recibido sería un mano a mano entre los dos novilleros de Utrera.