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LA DESINTEGRACIÓN YUGOSLAVA

Los líderes eslovenos rechazan el ultimátum lanzado por la presidencia colectiva

HERMANN TERTSCH ENVIADO ESPECIAL, Los máximos líderes de la república secesionista de Estovenia rechazaron ayer categóricamente el ultimátum lanzado por la presidencia colectiva del Estado para llegar a un acuerdo pacífico en el conflicto. "Los ultimatos sólo conducen a nuevos ultimatos. Nosotros no iniciamos la guerra", declaró a la televisión el presidente esloveno, Milan Kucan. El alto el fuego fue respetado ayer, mientras se intensificaron los indicios de una ofensiva militar serbia contra Croacia, donde murieron cuatro personas en un ataque de radicales serbios.

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Los puntos de la propuesta federal

En tono grave, Milan Kucan dijo que no se puede dialogar bajo la amenaza. "Los eslovenos han demostrado que son capaces de defender su soberanía. Nuestro pueblo luchará como lo hizo durante la Segunda Guerra Mundial", advirtió. El primer ministro de Eslovenia, Lojze Peterle, tras rechazar el ultimátum, anunció que asistirá hoy en La Haya a la reunión de ministros de Exteriores de la CE sobre Yugoslavia para exponer la cuestión eslovena.La presidencia federal, dirigida por el croata Stipe Mesic, intentaba ayer en Belgrado recuperar el mando sobre las Fuerzas Armadas. El representante de Eslovenia en la presidencia, Janez Drnovsek, no asistió al encuentro. Esta reunión, que el representante macedonio, Vasil Tupurkovski, había calificado de "hora decisiva" entre la paz y la guerra, emitió una orden de ocho puntos a Eslovenia para que retirara antes de medianoche todas sus fuerzas a los cuarteles y liberara a todos los prisioneros del Ejército federal hechos en los combates de los pasados días. Parecía claro que los dos militares que participaron en la reunión, el ministro de Defensa, Veljko Kadijevic, y su viceministro, Stane Brovet, habían impuesto bajo amenaza de nueva intervención este plan, aún quedaba por discutir la parte más conflictiva, referente a Croacia.

Advertencia militar

Horas antes, el Ejército había anunciado rotundas acciones militares contra Eslovenla si las Fuerzas Armadas de la república no respetaban el alto el fuego y "dejaban de inmediato de mal tratar a los prisioneros de guerra". El presidente esloveno, Milan Kucan, había declarado que Yugoslavia se sume en la anarquía y que sigue temiendo un ataque masivo del Ejército federal una vez logre reagrupar sus fuerzas.

El primer ministro yugoslavo, Ante Markovic rompió su largo silencio para demostrar en una conferencia de prensa en Belgrado que no se halla bajo arresto domiciliario. Reconoció que el Ejército había intervenido en Eslovenia por cuenta propia al señalar que él sólo había ordenado la toma sin violencia de los puestos fronterizos. Markovic declaró que supo por la televisión de la alocución del jefe del Estado Mayor, Blagoje Adzic, en la que éste anunciaba su intención de quebrar por la fuerza toda resistencia eslovena.

La crisis yugoslava entró ayer en una nueva fase, en la que todas las fuerzas parecen dar a Eslovenla ya por independiente, y las fuerzas comunistas del Ejército, aliadas ya abiertamente con el nacionalismo serbio, concentran su atención en Croacia.

El giro radical en la postura de Alemania y Estados Unidos respecto a la independencia de Eslovenia y Croacia ha hecho cambiar también las prioridades de Serbia y el Ejército federal. Si la operación contra Eslovenla había sido pensada como acto ejemplarizante, su rotundo fracaso en términos militares y sus resultados contraproductivos políticos obligan ahora a limitar los daños con una operación que garantice finalmente que la república de Croacia no pueda ver reconocida su independencia en Occidente con pleno dominio de su territorio actual. El Parlamento de Montenegro, fiel al dictado del histórico hermano mayor de Serbia, declaró ayer que ningún pueblo tiene que quedarse en Yugoslavia por la fuerza, pero que antes de cualquier secesión tienen que quedar claramente definidas las fronteras.

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