Guadalajara, desbordada por el acontecimiento
F. O. / I. C., El presidente mexicano, Carlos Salinas de Gortari, asegura que "Guadalajara es una sede digna para la primera ocasión en que se reúnen todos los jefes de Estado de América Latina, España y Portugal", pero la segunda ciudad de México parece desbordada por el evento que organiza.
La perla de Occidente, como se llama a veces a esta ciudad situada al noroeste de la capital federal, carece de la infraestructura hotelera necesaria para acoger en buenas condiciones a los miles de personas que desplaza una reunión de estas características. Por ejemplo, los dos hoteles reservados para la prensa dejan bastante que desear, y muchos periodistas no han podido ni siquiera hospedarse en ellos por falta de sitio y se alojan en auténticas pocilgas.
Las delegaciones oficiales gozan de mejor alojamiento, pero han sido repartidas entre tres hoteles bastante alejados entre ellos. El Rey y Felipe González pernoctan en el lujoso Camino Real, pero el ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, lo hace en otro. El séquito oficial y la prensa pierden, por tanto, mucho tiempo en los desplazamientos porque las autoridades mexicanas han preferido innovar, desechar el modelo muy bien rodado de las cumbres de la Comunidad Europea, que reagrupa en el mismo recinto las salas de reunión de los mandatarios y las de prensa.
Los organizadores hacen, sin embargo, gala de un gran voluntarismo. La ciudad ha sido engalanada con las banderas de los 21 países participantes en la cumbre, y ha sido vaciada de casi todos sus mendigos para dar esa impresión de dignidad que Salínas recalcó. Y los habitantes, tras padecer los atascos y restricciones al tráfico que implica el acontecimiento, podrán disfrutar de las mejoras efectuadas en el alumbrado público, que el alcalde, Gabriel Covarrubias, comprobó personalmente el miércoles por la noche.
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