"Se burlan de mi barriga cuando brinco"
Los cambios en la dieta han disparado el consumo de grasas entre los niños
Juan Sebastián Cruz, de ocho años, no comprende por qué se burlan sus compañeros de colegio cuando lo ven corriendo: "Para ellos soy torpe y bruto. No lo entiendo. En el cole me va muy bien, pero se burlan porque mi barriga se mueve cuando brinco". Sin embargo, Juan asegura no sentirse mal por su peso, y dice que es gordo porque su padre lo era desde chico. Reconoce que le gustan los donuts y que se come hasta seis en el recreo. "Papá prefiere comprarme estos productos a los sandwiches porque tienen mayonesa y eso es peligroso. En la tele dicen que se han muerto niños por consumir mayonesa", afirma.
Juan no sabe que tiene el colesterol alto ni que su peso normal debería ser de 26 kilos en vez de los 37 que pesa actualmente. Pero ni él ni sus padres creen que estar gordo sea algo malo: "Creo que ser gordo evita que uno enferme. El pediatra dice que estoy muy gordo, pero mamá no se preocupa y dice que rebajaré esos kilos de más si me someto a dieta y hago ejercicios. Por ahora no. Soy muy chico", comenta entre risas.
Según los estudios epidemiológicos que'realiza desde 1989 la Unidad de Lípidos y Arteriosclerosis del Hospital Clínico San Carlos, en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid, las cifras medias de colesterol y lipoproteínas de baja densidad (LDL) -principales causantes de las enfermedades cardiovasculares- son muy altas entre los niños españoles de cinco a 12 años de edad.
José Antonio Gutiérrez Fuentes, jefe de la citada unidad, asegura que la cifra media de colesterol entre los niños norteamericanos y europeos oscila entre 155 y 160 miligramos por decilitro, mientras que la de los niños madrileños se sitúa en 175 miligramos por decilitro. La situación es similar entre las niñas de la misma edad, cuya cifra de colesterol es de 172,6 miligramos por decilitro.
Influencia norteamericana
Gutiérrez Fuentes man lfiesta que se ha pasado de una situación desfavorable a una mucho más peligrosa. Su explicación es que los españoles han cambiado sus hábitos dietéticos por un consumo abusivo de grasas saturadas como las contenidas en los bollos, chocolatmas, productos lácteos y cárnicos elaborados, lo que es debido a la "influencia de la forma de comer americana". "La obesidad infantil está aumentando por la moda de comer de forma continuada durante todo el día helados, cereales y lácteos que no benefician la dieta del menor", concluye.Lucía Camanillas, pediatra en el hospital central de la Cruz Roja de Madrid, cree que la calidad de la alimentación ha camla o en los últimos años, lo que ha producido que los niños sean más propensos a adquirir enfermedades cardiovasculares. "Es un error abandonar la dieta mediterránea, donde abundan las legumbres, verduras, frutas, carnes de aves, pescados, para sustituirla por las hamburguesas, cereales y helados", advierte.
Anuncios en televisión
Rosa Martínez, madre de tres hijos, afirma que cuando sus hijos no quieren cenar les da yogur con galletas, "porque es lo que mejor comen. Ellos están alimentados y yo no tengo que discutir". Esta, ama de casa reconoce que "la publicidad televisiva de alimentos potencia el consumismo en sus hijos y hace que llegan a convertir la comida en un juego". "Tengo que comprarles el producto que ven en la tele. Si no lo hago, las rabietas no hay quien las aguante. Nunca puedo tener en cuenta la calidad del producto", añade.Pese a que en las normas para admitir publicidad de Televisión Española se dice textualmente que "Ios anuncios no incitarán directamente a los niños a comprar o pedir a los adultos que adquieran algún producto o servicio", Andrés Astrúa, investigador de audiencia de la empresa Reflex, asegura que en el pasado julio se emitieron por las cadenas de televisión, tanto públicas como privadas, 196 anuncios de cereales, 567 de helados, 92 de hamburguesas y 119 de donuts.
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