Un joven de 19 años pone en marcha la primera empresa española de venta de condones a domicilio
Daniel Aragay, de 19 años de edad, ha puesto en funcionamiento en Terrassa la primera empresa de España dedicada a la venta de preservativos a domicilio. El joven, que cuenta con la colaboración de dos motoristas de 19 y 20 años, se dedica a la distribución de preservativos a domicilio "o al lugar donde el cliente desee" desde las nueve de la noche hasta las cinco de la madrugada, previo pedido telefónico.
"La idea se me ocurrió cuando vi que en Australia el negocio funcionaba a gran escala", explica Daniel Aragay, que aclara que empresas similares a la suya -Prophy Express- funcionan en numerosos países, como Estados Unidos, Suecia y Noruega. En estos dos últimos, el desarrollo de esta actividad comercial se remonta más de 30 años atrás.Tras regresar de Australia, donde pasó unas vacaciones, Aragay le dio muchas vueltas al asunto, aunque asegura que no se decidió hasta que comprobó la gran afluencia de público que asistió a los actos de la Primavera Erótica de Terrassa.
"Le expliqué la idea al promotor de la Primavera Erótica, Kiku Mixtu, que la apoyó. Pedí información a la Cámara de Comercio para crear la empresa y me puse en contacto con una agencia que me hace la publicidad y con los proveedores de los profilácticos, que vieron mercado para mi empresa", añade Aragay.
Por el momento, su inversión ha sido mínima. De la noche a la mañana, los medios de comunicación locales insertan publicidad de Prophy Express y han aparecido carteles y pancartas en todos los establecimientos nocturnos de Terrassa anunciando el nuevo servicio.
Los dos motoristas que se encargan de repartir las mercancías encargadas al número telefónico (93) 733 03 32 colaboran de forma gratuita con su amigo y empresario y están dispuestos a encontrarse con "cualquier cosa rara" durante el reparto de madrugada.
Rapidez y discreción
En la primera noche de venta (la del viernes al sábado pasados), recibieron tres llamadas de bromistas y una cuarta en la que vendieron una caja de preservativos a un grupo de amigos que celebraban una fiesta y querían gastar una broma a un matrimonio. Para Aragay estas bromas son normales en los primeros días: "Estamos dispuestos a aceptarlas como gajes del oficio y no nos asustan".
El negocio se sustenta en la rapidez y en la discreción. Según el empresario, en otros países el servicio nocturno de venta se lleva a cabo en hoteles, apartamentos y chalés. En descampados solitarios prácticamente no se sirven productos porque "o el cliente no tiene teléforío cerca o ya van ellos preparados". Las noches de amor en el propio domicilio tampoco son puntos de venta frecuentes para estas empresas, según el joven propietario. "Lo habitual es que sea el hombre quien realiza el encargo desde casa", aclara, "y luego te espera en un semáforo a dos nwrizarías de la casa para recoger el paquete".
Por el momento, el área de servicio es Terrassa. En la ciudad, el encargo de una caja de tres preservativos cuesta 500 pesetas. Fuera de la ciudad sólo atienden un encargo superior a las dos cajas y especifican que en caso de adversidades climatólogicas el precio se incrementará en un 20%.
Aragay, que de día trabaja de administrativo en una empresa de Terrassa y que está dispuesto a asumir pérdidas en su negocio durante los primeros meses, hace caso omiso al calificativo de "loco" con el que le obsequian sus amigos y familiares, y confía en que la venta telefónica de todo tipo de productos tiene futuro en este país "si los clientes potenciales dejan de desconfiar del producto y del servicio". Aragay espera abrir antes de un año delegaciones de su empresa en otras localidades catalanas.
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