Felizmente era una mujer
Yo aún vivía en Mallorca todo el año, aún iba al instituto, aún no había publicado ningún libro, aún no era feminista consciente, aún no había leído ningún libro suyo... Y un buen día supe que Maria Aur¿lia daba una conferencia. Sólo para mujeres.La conferencia conmociono. La conferenciante era una mujer segura de sí misma, que sabía (¡y cómo!) hablar, que tenía cosas que decir y las decía.'A partir de entonces empecé a leer sus libros y descubrí a una escritora de excepción. Recuerdo especialmente Betúlia que me impresionó por su sencillez aparente. Recuerdo también, de esa misma época, La dona a Catalunya, porque me abrió los ojos ante unas cosas que me afectaban, aunque yo todavía no lo sabía.
De su obra destacaría -porque a mí me gustan más, aquí no hay intención de hacer crítica literaria- Un lugar entre los muertos, que posteriormente adaptó ella misma al teatro; Quim-Quima, su homenaje particular a Virginia Woolf, a quien admiraba -Y que me hizo admirar a mí-; Feliçment sóc una dona, la vida de Carola Milà, una mujer libre y sin prejuicios; que reivindica el placer de ser mujer, su primera novela intencionadamente feminista militante; El chaqué de la democracia, en la que una autora barcelonesa (ella misma) investiga y completa una novela de un autor norteamericano llamado D. H. (evidentemente Dashiel Hammet); El color más azul, novela epistolar entre dos amigas, una en el exilio y otra que se ha quedado en Cataluña, y El cap de Sant Jordi, novela medieval de espías.
Entre sus ensayos destacaría los volúmenes de Pedra de toc, donde una Maria Aurèlia cáustica, sincera, apasionada, explica como sólo ella sabía hacerlo unos momentos de vida. Y en teatro, Vent de garbí i una mica de por, tres momentos de la historia de Cataluña en las conversaciones de unos burgueses de vacaciones, y L'ombra de Pescorpí (ella siempre decía que Cataluña era un escorpión).
Babelia
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