La afilada lengua de Juan Cruz Alli
El presidente navarro, elogiado por ETA, abre una crisis en su partido
"El problema de Allí es que quiere ser presidente y además sincero, y eso, en algunos terrenos, es incompatible". Así se expresa un dirigente de Unión del Pueblo Navarro (UPN), partido que gobierna, la comunidad foral. Su máximo líder, Juan Cruz Alli, de 48 años, presidente del Gobierno foral, se ha convertido en el primer mandatario de un Gobierno autónomo elogiado por la organización terrorista ETA y denostado por sus rivales políticos y por sectores de su propio partido.
Las continuas declaraciones de este abogado, urbanista y catedrático de la universidad Pública de Navarra, han levantado polvaredas políticas, amplificadas en virtud de su cargo, y han contribuido a crear una paradójica "buena iinagen" del presidente navarro entre los sectores más radicalmente alejados de las posicionesque ocupa UPN.Alli lo mismo apoya la negociación entre ETA y el Estado que encuentra "buenas intenciones" en la participación etarra en el conflicto de la autovía, que ha costado, a tres asesinatos y miles de millones en pérdidas y gastos suplementarios de seguridad. No en balde ETA ha afirmado de él que ha sabido hacer "una lectura crítica y realista de los errores" de su antecesor en el cargo, el socialista Gabriel Urralburu, y ha celebrado abiertamente "sus guiños políticos alentadores".
Presidente de Navarra desde el pasado 25 de septiembre, se trata de un profesional brillante, gran orador parlamentario, militante de UPN desde 1982 y llamado a encabezar el sector del partido denominado "renovador", cuyo objetivo es borrar la imagen del partido como fuerza antivasca, visceralmente conservadora y ligada al régimen franquista. "Pierdo mucho dinero y sólo obtengo problemas", ha manifestado sobre sus responsabilidades al frente del Ejecutivo.
Ex concejal del Ayuntamiento de Pamplona y ahora parlamentario foral, Alli logró llevar al sector renovador hasta la dirección del partido en el tercer congreso, celebrado en enero de 1989. Su habilidad política consiguió materializar la ansiada fusión con el Partido Popular (hoy desaparecido como sigla diferenciada en Navarra). Con la unión, ganó las elecciones autonómicas y alcanzó el Gobierno tras casi ocho años de gestión socialista, gracias al voto contra Urralburu de los seis parlamentarios de Herri Batasuna (HB).
Se ganaron las elecciones con él como candidato idóneo a la presidencia, si no el único posible. Jaime Ignacio del Burgo, el hombre fuerte del desaparecido PP navarro, ya había sido presidente de la Diputación. Su imagen no encajaba con el deseo de renovación. El presidente de UPN, Jesús Aizpún, representaba a la derecha más reaccionaria. Y Alli siguió dando rienda suelta a sus frases. Insistiendo por activa y por pasiva en que el diálogo de los terroristas con el Estado es posible y conveniente. Cada vez, un nuevo miniescándalo. En muchas ocasiones provocando inmediatas rectificaciones públicas de su propio partido, pero repitiendo a cada paso las mismas tesis para indignación del sector histórico de UPN y de los hombres del antiguo Partido Popular.
"Prostitución política"
Los socialistas navarros siempre han mantenido que UPN y su presidente están obligados a realizar este tipo de declaraciones como pago por el apoyo que HB le dio indirectamente para alcanzar el Gobierno foral. Añaden que los guiños a la coordinadora Lurraldea ola petición al PSOE para que haga posible un cambio en el trazado de la autovía no han sido ajenos a un posible pacto secreto UPN-HB, con mutuo beneficio. Allí lo desmiente.
"Lo contradictorio", subraya un dirigente socialista, "es su militancia en un partido derechista que rechaza de forma expresa cualquier tipo de negociación política con ETA y que es profundamente antivasco". Las contradicciones del presidente navarro son, en ocasiones, algo más que verbales. Meses antes de ser elegido presidente, Allí fue acusado de "prostitución política" por el anterior consejero socialista de Vivienda, Federico Tajadura. UPN apoyó una ley foral de intervención en suelo y vivienda y al año siguiente Allí defendía desde la tribuna del Parlamento Foral la anulación de todo lo realizado. El objetivo era paralizar la expropiación de terrenos a una empresa privada, Zizur SA, de la que el ahora presidente fue asesor una década. Ahora su partido parece decidido a taparle para siempre la boca.
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