El último autor ruso censurado critica la violencia militar soviética
"Me acusaron de dar una puñalada al Ejército de la URSS", dice Serguéi Kaledin
Una obra de tan sólo 96 páginas, Shoibat (Batallón de construcción), sobre la que se basan las 19 escenas de Gaudeamus, que hoy inaugura el 12º Festival Internacional de Teatro de Madrid, consiguió acabar con una institución militar -las unidades de construcción del Ejército soviético- de casi 50 años de vida. Hasta ese momento, Shoibat fue la única publicación prohibida en plena perestroika, y aún hoy su versión teatral no puede ser representada en el antiguo Gran Teatro del Ejército Soviético de Moscú.
"Cuando se levantó la prohibición sobre el libro", explica el escritor moscovita de 42 años Serguéi Kaledin, "la única respuesta del ministro de Defensa, uno de los máximos defensores de la prohibición, fue que mi obra había asestado una puñalada trapera al Ejército soviético".Shoibat es un duro alegato contra el servicio militar en la antigua Unión Soviética, en el que se muestra sin tapujos el alto grado de desmoralización, drogadicción y racismo de un estamento que siempre había lucido una imagen emblemática de unión y disciplina. La acción tanto del libro como de las 19 escenas que componen la versión teatral, que en España ha recibido el nombre de Gaudeamus, se desarrolla en un batallón de construcción perdido en Siberia. Estos batallones son una institución creada por Stalin tras la II Guerra Mundial, a la que se destinaba un tercio del reemplazo de jóvenes soviéticos que debían hacer el servicio militar -casi un millón de personas- y que constituía una mano de obra prácticamente gratuita que construía todo tipo de instalaciones civiles y militares.
El propio autor pasó dos años de su vida en una de estas unidades, entre los años 1968 y 1970, de donde extrajo todas las experiencias que se relatan en su libro. "Preferí ir a parar allí antes que tener que sufrir una dura instrucción y utilizar armas; en el batallón, los soldados sólo utilizan el pico y la pala: es como un campo de concentración, pero constituido no por disidentes o criminales, sino por jóvenes reclutas de tercera categoría, o sea, de etnias minoritarias, gitanos, judíos y, en general, por todo aquel que no es ruso", explica Kaledin.
Asesinato y racismo
Entre gentes de tan distintas procedencias y de nivel cultural no muy elevado, el racismo, la violencia, el asesinato y la ignorancia están a la orden del día, según se desprende de la polémica obra.
A pesar de ser un texto muy corto, apenas un centenar de páginas, el libro no escatima las escenas de deparvación, alcoholismo, orgías y otras vías de escape utilizadas por los reclutas para olvidar las duras condiciones de vida a que se veían sometidos, según relata el propio autor.
Kaledin recita la orden de prohibición redactada por la comisión de censura del Ejército soviético, incluida la fecha de la orden -18 de noviembre de 1988, en plena perestroika- y el nombre del general que la firmó: "El alto mando del Ejército soviético concluye que la obra Shoibat muestra el extraordinario grado de desmoralización del Ejército hasta límites que exceden los permitidos por la censura, por lo que dicha obra no debe ser publicada".
El escritor moscovita recuerda que decidió entonces hacerle llegar la obra a Gorbachov. "Lo conseguí como se suelen conseguir las cosas en mi país, a través del amigo de un amigo del consejero de Gorbachov", dice el único autor censurado de la perestroika. "No sé si llegó a leerla o no, pero a los dos días -en abril de 1989- dejó de estar prohibida". Un año más tarde, y gracias al apoyo popular que recibió Shoibat, Gorbachov desmantelaba estos batallones de construcción de Stalin.
Babelia
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