'Escándalo Ibercorp'
Desde que estalló el llamado escándalo Ibercorp vengo asistiendo en silencio, junto a mi marido, a toda clase de inexactitudes y falsedades con las que, día tras día, cierta prensa nos sorprende para convertir, supongo, de culebrón en boa constrictor tan ventilado affaire.Si he elegido permanecer en silencio hasta ahora no es, obviamente, por aquello del que quien calla otorga, sino por una mala experiencia personal. Hace uno o dos años interpuse (y perdí) una demanda contra un semanario en el que se me acusaba, entre otras lindezas, de haber abandonado a mis hijas en un asilo de ancianos(sic). La sentencia, que aún conservo, no entraba a juzgar si las "informaciones" de tal semanario eran verdaderas o falsas (por lo visto éste era un dato irrelevante) y se centraba únicamente en dilucidar si yo era un personaje público o no. Como según el juez lo soy, en mi caso el derecho a la "información" prevalece sobre el derecho a la intimidad y el honor, de lo que deduzco que no puedo aspirar a tan elemental derecho y, por tanto, de mí se puede decir cualquier cosa, falsa o no, al igual que sobre mi marido, quien, con más razón aún, goza del dudoso privilegio de ser un personaje público.
Ahora bien, esta semana aparece en cierta revista una supuesta "información" según la cual "Mariano Rubio recibió cincuenta y cinco millones de Ibercorp" e "Ibercorp debe noventa y ocho millones a Carmen Posadas por gestiones". Esta información es tan comprobablemente falsa (la falsedad, por desgracia, no es siempre fácil de probar como en este caso) que me ha hecho concebir nuevas esperanzas. Así como la sentencia judicial antes comentada en la que se me niega un derecho elemental ha sido recurrida confiando en la justicia, confio también en que esta última y burda patraña puesta en manos de abogados sirva para comenzar a esclarecer toda la verdad. Y aunque el daño que cierta prensa irresponsable puede causar con sus acusaciones a un ciudadano es irreparable, puesto que en estos casos dicho ciudadano es culpable hasta que él demuestre su inocencia, quiero creer que tanto dislate en forma de letra impresa servirá en último término para afinar aún más el sentido común de los lectores que algunos informadores parecen subestimar.-
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