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Cómo cerrar con humor inglés

La revista satírica 'Punch' edita su último número después de 150 años de hacer reír a los británicos

En los quioscos del Reino Unido se agotó el miércoles el último número de la revista satírica Punch. Después de 150 años haciendo reír a los británicos con las caricaturas y sátiras de la vida política de las islas, Punch dio el carpetazo de cierre riéndose de su propia suerte. En su última portada se ve a los dos principales personajes de la revista, Punch y Judy, diciendo con cara de lástima adiós con la mano y caminando hacia la puesta de sol, mientras a sus pies se lee un escueto y cinematográfico "The end".

Esta revista semanal ha dejado de salir obligada, según informó la empresa propietaria, United Newspaper, por un imparable descenso en las ventas y en las contrataciones de publicidad. Sin embargo, los ejemplares eran muy dificiles de conseguir a medida que los lectores veían acercarse el día de su cierre definitivo.

El propio director de la publicación, David Thomas, incluía el miércoles una columna en la que bromeaba sobre el cierre y la consecuente pérdida de su puesto de trabajo. Decía que era una maniobra fiscal deliberada. Pero entre tanta sonrisa también había un lugar para las lágrimas. El número incluía varias páginas con cartas de lectores que manifestaban su tristeza, y el editorial decía: "Punch es una institución..., sin embargo, a pesar de los esfuerzos e inversiones realizadas, después de varios años de deudas hemos de pagar la factura. Por ello, con tristeza, pero sobre todo con realismo, es por lo que cerramos".

"La última edición ha salido hoy, pero estoy absolutamente dispuesto a negociar el futuro de Punch con cualquiera que desee tratarlo con nosotros", dijo el director gerente, Graham Wilson. Sin embargo, agregó que ya no esperaba ninguna oferta de última hora para comprar la revista. La compañía United Newspapers, que compró Punch en 1969, va a esperar hasta hoy, viernes, a que surja alguna posibilidad de salvación. Wilson asegura que ello es poco probable, dado que, aunque ha habido algunas negociaciones, ninguna de ellas se refería a una opción interesante.

Punch fue un medio fundamental en el arranque y creación de la caricatura satírica moderna y llegó a publicar medio millón de ejemplares. Su historia está jalonada con los nombres de prestigiosos colaboradores. Charles Dickens se encargó de una de sus más famosas secciones de sátira social. Escritores como William Tackeray y A. A. Milne, o poetas como John Betjeman, grabaron también su nombre en la mesa de madera de la Redacción en la que se organizaban almuerzos semanales.

Pero en los últimos años se había convertido en la típica revista que aguarda ajándose en las salas de espera de los dentistas. Su tirada, que alcanzó los 150.000 ejemplares a mediados de los cincuenta, se redujo este año a 33.000. "Hace ya varios años que el papel de principal revista satírica fue usurpado poco a poco por Private Eye, más dura, escandalosa e incisiva", publicó recientemente el diario The Times, refiriéndose a una publicación rival que fue llevándose la publicidad que antes aparecía en Punch.

Un colaborador en la sección de Cartas al Director de ese diario apuntó que seguramente ya no hay tantos clientes que esperen en las consultas de los dentistas como para que se mantenga de forma viable una publicación interesante.

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