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¿Suicidio o defenestración de un cadáver?

El caso Ruano, paradigma de la represión policial en la Universidad en las postrimerías del franquismo, fue presentado a la opinión pública como un caso de muerte por suicidio, circunstancia que la Universidad entera tradujo por la defenestración policial de un estudiante, o de su cadáver. El 21 de enero de 1969, los diarios de la mañana reproducían una nota oficial de la Dirección General de Seguridad en la que se daba la versión policial de los hechos. El ministro de la Gobernación era Camilo Alonso Vega.La nota oficial aún se conserva en las hemerotecas. Prolija y ordenada en los detalles, de la detención, subraya siempre la "militancia comunista" de cuatro jóvenes, sorprendidos en un bar con unos panfletos.

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La versión oficial aseguraba: "Enrique Ruano Casanova tenía en su poder unas llaves que no coincidían con las de su domicilio de Conde de Aranda número 24, 50, manifestando que eran de un piso que tenía alquilado para ocultarse y para reunirse con amigos. Por ello, en la mañana de hoy [20 de enero de 19691 se interesó del juzgado especial de Orden Público el oportuno mandamiento de entrada y registro en la casa número 60 de la calle General Mola, sin poder precisar el piso, puesto que el detenido no facilitaba su situación exacta".

Registro

"Una vez obtenido el mandamiento, tres inspectores llevaron al detenido Enrique Ruano al inmueble para que indicara la situación de la vivienda y presenciara el registro en unión de los testigos pertinentes. Telefónicamente, los inspectores comunicaron que en el piso no había nadie, encontrando señales de haber sido quemados papeles y que había unas maletas cerradas que el detenido decía no ser suyas".

"Sobre las 14 horas, se tuvo conocimiento de que el detenido Enrique Ruano Casanova, inopinadamente, emprendió una corta carrera hacia la salida de la casa e inmediatamente de ello, sin llegar a la escalera, se arrojó a un patio interior, falleciendo en el acto, ya que el piso corresponde a la séptima planta".

"Entre los documentos ocupados al finado figura una especie de diario en el que refleja su idea obsesiva de suicidio, relacionado al parecer con algún disgusto con un amigo llamado Javier y algunas contrariedades con su novia". Tal diario se demostró posteriormente que no existía y su publicación por Abc originó la rectificación, a requerimiento de la familia.

La información oficial seguía: "Antes de ser conducido a General Mola 60, el detenido había firmado un avance de su declaración, que ya estaba ultimada, siendo la persona que más explícitamente había hablado hasta el momento, reconociendo que tanto él como los otros detenidos pertenecían al Partido Comunista Revolucionario". Y añadía: "Las diligencias por el suicidio son instruídas en la comisaría de Buenavista para su remisión al juzgado de instrucción de guardia".

Solidaridad universitaria

La Universidad reaccionó con ira incontenida y a las asambleas sucedieron las manifestaciones e incidentes que dieron paso al estado de excepción proclamado el 24 de enero siguiente, con suspensión del artículo 18 del Fuero de los Españoles. El cerco de silencio en tomo al caso se volvió impenetrable. Ruano, sin embargo, comenzó a ser venerado como prototipo de luchador por las libertades, ejemplo para varias generaciones de estudiantes.

El transcurso del tiempo no borró en la familia Ruano la indignación producida por la muerte de Enrique, recordado cada 20 de enero, hasta que uno de ellos, el de 1989, Beatriz Ruano, la hermana jurista, pidió la reapertura del caso.

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