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Madrid seguirá sin enlaces rápidos con el eje más activo del Mediterráneo

Nadie ha justificado todavía por qué el I Plan de Carreteras excluyó la construcción de un eje rápido entre la capital de España y Valencia, la comunidad más próspera y de mayor crecimiento de la Península. Ni por qué otros ejes con mucho menor tráfico de mercancías y pasajeros han tenido prioridad.Javier Sáenz Cosculluela, titular del Ministerio de Obras Públicas, cuando se tomó esa decisión, impuso la tesis de marginar las conexiones con Valencia en beneficio de Albacete y Alicante. "Un error grave de perspectiva y estrategia", según Pedro García Alarcón.

En su opinión, España y Madrid, en particular, no tienen más remedio que vincularse al eje mediterráneo que conforman las regiones más prósperas del sur europeo: Valencia, la ribera del Ebro, Cataluña, Perpiñán y Lyón. "Los puertos de Valencia y Barcelona son básicos para el comercio internacional español y necesitan redes de penetración importantes con el centro. Tener a Madrid desenganchada de este eje es un signo de miopía tremendo", dice García Alarcón, quien no entiende por qué se han primado otros ejes con menos necesidades que éste.

'Ajuste' para la N-III

"Esto, es muy serio", añade. "Y no se puede decir que no hay dinero. Que a estas alturas resulte imposible ir de Madrid a Valencia en menos de cinco horas, cuando la distancia que les separa en línea recta no va más allá de los 320 kilómetros y que con un tren normalito podría hacerse en menos de dos horas... Es increíble. ¡Estamos como en los tiempos de Primo de Rivera!".El dictador de los años veinte pasará al recuerdo en 1995 si se cumplen los plazos de un acuerdo firmado hace 10 días entre el ministro de Obras Públicas y Transportes, José Borrell, y el presidente de la Generalitat Valenciana, Joan Lerma. Por este convenio, el Ministerio se compromete a ejecutar en el periodo comprendido entre el año próximo y 1995 el cierre de la autovía Madrid-Valencia (N-III) en el tramo Honrubia-Caudete con el siguiente desglose: tramo Atalaya-Motilla del Palancar, presupuestado en 16.000 millones de pesetas; Motilla del Palancar-Minglanilla, valorado en 8.000 millones, y Minglanilla-Caudete, con un coste de 16.000 millones.

El plan de ajuste económico puede dar al traste con este acuerdo Lerma-Borrell. El ministro decía el jueves en Sevilla que "puede que algunos proyectos se vean inevitablemente ralentizados" y reconoció que entre las autovías prioritarias posiblemente afectadas por el recorte se halla la de Valencia.

García Alarcón cree que debería arbitrarse un mecanismo automático de financiación de infraestructuras. "Debería ser más serio. Cuando hay poco dinero se invierte donde hay más presión y conveniencia política. Recortar inversiones de infraestructuras es como si una madre con tres hijos deja de darles de mamar".

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