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Aún estamos a tiempo

JORGE SAINZ

Aún estamos a tiempo. Todavía podemos evitar que el Ayuntamiento haga realidad su proyecto de construir varios pasos subterráneos, un gran aparcamiento y un centro comercial en plena plaza de Oriente, atentando así contra el auténtico ombligo del origen de Madrid y magnífico marco decimonónico de uno de los mejores palacios barrocos de toda la arquitectura europea.Durante los últimos meses se ha abierto la polémica sobre este proyecto, lo cual ya es algo positivo, pues hasta ahora esta operación había tenido muy poca trascendencia pública. Desde el mes pasado se están excavando zanjas para buscar restos arqueológicos procedentes del antiguo alcázar y muchos madriléfios han empezado a conocer la amenaza que supone esta reforma.

Desde el punto de vista político, se trata de una operación de imagen. El actual alcalde ha inaugurado el faro de Moncloa, pero este regalo se lo debemos más bien a su predecesor. Álvarez del Manzano necesita, pues, dejar su propio sello en Madrid, y para ello ha elegido uno de los lugares más emblemáticos de la capital. La conjunción de esta ambición política con los sueñosfantásticos de un arquitecto ha dado como fruto un proyecto que, con la excusa de peatonalizar la plaza, pretende construir una, nueva autopista urbana y dejar la explanada llena de agujeros. El Partido Popular parece contar incluso con la inhibición del PSOE en el Ayuntamiento y, sobre todo, en la Comunidad de Madrid, donde el rechazo a esta operación está siendo prácticamente, insignificante. Sólo el ex consejero Eduardo Mangada, desde su exilio administrativo, ha mostrado claramente su oposición frontal. Resulta sorprendente recordar ahora la batalla que dieron los populares hace unos años en contra de las farolas de la Puerta del Sol, cuando era un asunto de mucha menor trascendencia.

Ideas antiguas

La excusa esgrimida para toda esta operación -el tráfico- revela que nuestras autoridades municipales y sus técnicos manejan ideas de hace al menos tres décadas. Muchas ciudades europeas han comenzado hace ya tiempo a protegerse del automóvil restringiendo su circujación por algunas zonas del centro en lugar de seguir creando vías rápidas que se congestionan, el mismo día de su inauguración. Los coches son inofensivos cuando circulan a velocidad moderada y por carriles controlados; y, sin embargo, resultan peligrosos cuando van rápidos o invaden el dóminio de los peatones.

Por tantó, la mejor manera de mejorar el tráfico no es haqer pasos subterráneos, sino desincentivar el uso del coche particular y fomentar el de los transportes públicos. Para ellos hay que aumentar la superficie de las aceras y disminuir la de las calzadas, y limitar las posibilidades de aparcamiento únicamente a los residentes.

Por todo ello, una nueva vía rápida sin semáforos atraerá más vehículos que circularán más deprisa, pero el embotellamiento simplemente se, trasladará unos cuantos cientos de metros; Si además es subterránea, el atasco se producirá en un túnel. El problema del aparcamiento es similar. Crear plazas de garaje para residentes liberará en parte las calles, pero si se ofrecen otras plazas habrá más gente que intentará llegar con su coche particular, con lo que la congestión será mayor que la actual y seguirá habiendo coches aparcados en cualquier lugar imaginable. En este aspecto, los representantes municipales del Partido Popular, más queconservadores y defensores del cumplimiento de la ley, parecen ácratas. Incluso se está educando a la Policía Municipal en la permisividad, con el argumento de que hay que ser comprensivo con quien no encuentra sitio para, aparcar. El resultado de todo ello es el caos y la impunidad absoluta en que se encuentra nuestra ciudad.

Con respecto a los autocares turísticos que hoy invaden la plaza, seguro que es posible en contrar otro lugar para su estacionamiento temporal (el paseo de la Virgen del Puerto, no muy lejos, está construido por encima de la rasante del terreno, con lo que es un lugar. ideal para excavar un aparcamiento), mientras que la carga y descarga de viajeros se podría seguir realizando en uña especiede muelle cercano a la plaza de la Armería.

La idea de adaptar la ciudad al coche proviene del desarrollismo de los años sesenta, y en nuestra ciudad ya disfrutamos de los nefastos efectos de esta concepción urbanística: las calles subterráneas de AZCA -que ya empiezan a tener coches y en doble fila, y en donde se superan ampliamente los 50 kilómetros por hora que están permitidos- son un buen ejemplo.

Por otra parte, la concentración de tiendas en centros comerciales desvinculados del tejido residencial produce lugares inhóspitos fuera del horario de apertura de tiendas, que suelen ser focos de delincuencia e inseguridad cuando no se controlan adecuadamente. Y no parede que el Ayuntamiento esté en condiciones de garantizar ese control cuando ni siquiera puede evitar que se aparque ilegalmente en la propia plaza que quiere reformar.

Concurso internacional

Desde un punto de vista económico, habría que preguntarse quién va a pagar toda esta costosísima operación. ¿Será tal vez un ayuntamiento que tan cicatero se muestra cuando se trata de financiar el transporte colectivo a través del consorcio regional? ¿Por qué no invertir todos estos millones en mejorar el metro y el autobús? ¿O en conseguir que las multas se paguen? ¿O en impedir que las aceras estén rodeadas de una infranqueable muralla de varias filas de coches? ¿O en evitar que durante las noches de fin de semana el tráfico de Madrid sea el de una ciudad sin ley?

Desde el punto de vista arquitectónico, la calidad del proyecto ni siquiera merece un comentario. Su autor, Miguel de Oriol e Ybarra -cuyos apellidos son sobradamente conocidos-, ya había presentado otros proyectos tanfantásticos como éste, aunque hasta ahora ninguna autoridad le había hecho mucho caso. El más famoso de ellos era el de crear una especie de entreplanta en él paseo del Prado para que los peatones pudieran disfrutar de la ciudad sin mezclarse con los coches.

Cuando defiende su proyecto para la plaza de Oriente, este arquitecto menciona sistemáticamente como modelo la operación del Louvre, en París. Pero habría que recordarle que todo el llamado 'París de Mitterrand" se realizó a base de concursos internacionales, con la excepción de la reforma del citado museo, para la cual el propio presidente francés eligió a dedo, es cierto, pero el encargo fue a parar a uno de los arquitectos de mayor prestigio mundial.

En España también tenemos arquitectos con gran prestigio internacional. Rafael Moneo, por ejemplo, ha sido hasta hace poco director del departamento de arquitectura de la Graduate School of Design de la prestigiosa Universidad de Harvard. Oriol Bohigas, además de ser el padre de la nueva Barcelona olímpica, ha ganado recientemente el concurso para la ampliación del eje de los Campos Elíseos más allá de La Défense, precisamente en París. 'Si se convocara un concurso internacional para remodelar la plaza de Oriente, ambos podrían ser unos cualificados miembros del jurado." Porque si realmente alguien piensa que es necesario reformar la plaza, lo más sensato, sería convocar un concurso de ideas.

Así, a lo mejor se llega a la conclusión de que la plaza de Oriente hay que dejarla como está. Aún estamos a tiempo.

es profesor titular de la Escuela de Arquitectura de Madrid. Este escrito viene avalado por 58 firmas de arquitectos y profesores de la citada escuela.

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