"No basta la crítica sistemática al PSOE ni proponer lo contrario"
Miguel Herrero tiene claro que han de superarse los dogmas que impiden que políticos con distintos idearios busquen conjuntamente soluciones a los problemas A su juicio, la alternativa al PSOE tendrá que ser "un esfuerzo de imaginación conjunto". Si no hay tal, y no se producen cambios en las fuerzas políticas y en su propio partido, asegura que no concurrirá a las próximas elecciones. Sin embargo, no precisa las razones de fondo de esa decisión y evita cualquier declaración sobre la si tuación interna de su partido.Pregunta. ¿Nos habíamos propuesto 1992 como el cénit de nuestras realizaciones y hemos acabado descubriendo nuestra ,penuria sin que ni tan siquiera hubiera terminado el año?
Respuesta. No hay que exagerar nada. No había que haber exagerado las expectativas como quizá se hizo, y no hay que exag erar ahora la catástrofe. Por lo pronto, hemos alcanzado muchas medallas olímpicas, y eso es bueno. Pero es cierto que esta mos en una situación política de bloqueo, en un momento económico con dificultades, y con problemas dentro y fuera de nuestro país que nos superan. En todo caso, no se puede hablar de una situación catastrófica porque no lo es. ¿Estamos en una situación ideal? No. Hay proble mas graves: una estructura fiscal disparatada, consumo interior (público y privado) excesivo, carencia de ahorro, déficit público desinedido, y además no se ha aprovechado el periodo de bonanza y se ha confiado excesivamente en la inversión extranjera.
P. ¿Es contrario a la venta de empresas españolas a capitales foráneos?
R. La inversión extranjera es buena, y ojalá venga más. Pero ha habido más, inversión especulativa que real, ni controlada ni compensada, y no se ha compensado esa inversión externa con inversión nacional, de modo que se han transferido centros de decisión al extranjero. Cuando esto se ha discutido en el Parlamento, se ha dicho que ya no procede hablar de capital nacional, sino de capital europeo. Pero eso es una falacia porque el capital francés sigue actuando como tal; el alemán, como alemán, y el italiano, como italiano.
P. En cuestiones capitales de la vida política española, derecha e izquierda parecen haber intercambiado sus posiciones tradicionales. ¿Se reduce el juego político a un mero tactismo, sin fidelidad a proyectos definidos sobre la sociedad que se pretende?
R. A veces da la impresión. de que existe esa confusión. Yo creo que se debe sobre todo a dos factores: un excesivo pragmatismo en todas las fuerzas políticas, como si lo único importante fuese atender lo que dicen las encuestas. Pero a la vez, los hechos a lo que nos enfrentamos superan no pocas veces los viejos esquemas y los antiguos dogmas de izquierda y de derecha. Los procesos de migración masi va, el medio ambiente, el tráfico y el urbanismo, la seguridad... son problemas nuevos que exigen esfuerzos de imaginación conjuntos. Frente a un excesivo crecimiento del sector públíco la solución no es el desmantelamiento del Estado y la privatización generalizada. La alternativa correcta nunca es hacer lo antagónico de lo que se ha hecho hasta ahora. Hay que buscar soluciones nuevas entre todos. Hay problemas a resolver a corto plazo, como el gasto público o el déficit, y otros a más largo, como el tipo de economía y de sociedad que queremos o el tamaño de Estado que deseamos, que exigen el concurso de todas las fuerzas políticas para diseñar las soluciones.
P. ¿Se aprecian síntomas de agotamiento en el proyecto político
socialista? En ese caso, ¿quién está hoy en condiciones de.revitalizar el país?.
R. Nunca me ha gustado el. modelo socialista y por eso ni lo voté ni lo votaré nunca. Sin embargo, en 10 años de Gobierno ha habido desaciertos pero también aciertos. En líneas generales, ese modelo está agotado. ¿Quién lo podría sustítuir? Creo que la alternativa ya la he dicho: un esfuerzo de imaginación conjunto. No basta la crítica sistemática ni proponer lo contrario de lo que se ha venido haciendo.
P. ¿El nivel medio de la clase política española es el adecuado?
R. Yo creo que sí, pero puede empeorar si la vida política sigue siendo aherrojada por la estructura burocrática de los partidos, que se mantienen rígidamente separados de la sociedad por el sistema electoral de listas cerradas y de financiación pública. Yo creo en la honestidad y buena voluntad de los políticos. Hay que tratar de que no se erosione por una excesiva burocracia de la vida pública o por ser objeto de una crítica indiscriminada, en cuyo caso los elemento
s más valiosos se acabarán yendo.
P. Listas abiertas y financiación privada, ¿no aumentarían los riesgos de arbitrismo y de sometimiento del político a intereses espúreos?
R. Quizá pasar de la financiación pública a la privada tampoco sea una solución adecuada y haya que buscar otra alternativa intermedia. En cuanto a las listas cerradas, la solución yo sí, creo que está en abrirlas, en dar la posibilidad al elector de diseñar su propia candidatura, sin que sea preciso para ello modificar la Constitución.
P. ¿Ha de seguir intacta aun cuando la realidad la desborde?
R. Si no se cambia, tanto mejor. Hubiera preferido incluso no modificarla para dar el derecho a voto a los extranjeros. La Constitución hay que apficarla bien y exprimir todas sus posibilidades.
P. Cuando se descubre un caso de corrupción pública da la impresión que la sociedad española condena sin paliativos al político que se deja corromper y es más tolerante con el empresario privado que corrompe.
R. La corrupción no está generalizada. Pero hay que eliminar de la vida pública a corruptos y a corruptores, y eliminar o reducir las ocasiones de corrupción. Y, desde luego, suprimir de la vida pública y de la privada valores como el del enriquecimiento a cualquier precio.
P. ¿Acudirá, como se ha dibho, al Parlamento europeo?
R. Yo no iré nunca al Parlamento europeo porque no creo en la supranacionalidad ni en los Estados unidos de Europa, sino en la integración europea como cooperación intensa entre los Estados soberanos para convertir Europa en un mercado libre y en una zona de seguridad. Además, de no modificarse la situación actual de las fuerzas políticas españolas y de mi propio partido, no me presentaré a las próximas elecciones generales.
P. ¿Los Balcanes amenazan de nuevo con ser los volcanes de Europa?
R. Creo que no. La situación allí es muy complicada, pero por razones seculares que no pueden resolverse de un plumazo por la Comunidad Internacional mediante bloqueos, o intervenciones. No
es real equiparar el fenómeno nacional de los Balcanes con el resto de Europa o pretender satanizar el nacionalismo, que puede ser intransigente, pero también existe el moderado. El nacionalismo ha nacido al hilo del liberalismo y la única democracia que ha habido hasta ahora se ha producido en los Estados nacionales.
P. ¿Qué futuro les aguarda a estos Estados si al tiempo que ceden soberanía en procesos de convergencia supranacional, en sus territorios tradicionales surgen identidades nacionales más pequeñas?
R. No creo que vaya a haber excesiva cesión de soberanía y yo no la deseo. No creo que sea imprescindible para que exista la colaboración europea. Los problemas que está suscitando el antiguo Tratado de Maastricht se deben a que las cesiones ni las quieren los pueblos ni son fáciles de hacer. Lo que se dirime ahora en Europa no es la disgregación de los Estados nacionales, sino la desaparición de los Estados artificiales. Es distinto de lo que ocurre en Europa occidental, donde hay importantes ejemplos de nacionalidades sin Estado y sin vocación estatal, caso de Cataluña, como el propio Jordí Pujol ha dicho. Cataluña es un hecho nacional indiscutible, que tiene derecho al reconocimiento pleno de su personalidad, que es, además, plenamente compatible con el mantenimiento de España. La Constitución, debidamente interpretada, ofrece todas las posibilidades para ello. Pero una cosa es Cataluña y otra muy distinta la Comunidad Autónoma de Madrid. Cataluña no es una circunscripción administrativa, es un fe.nómeno nacional.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.