"Me siento orgulloso de ser de izquierdas"
Adolfo Aristarain se ha convertido en el ganador indiscutible de la Concha de Oro con Un lugar en el mundo. Está orgulloso, como no podía ser menos, pero, tal y como enseña en su película, manifiesta un concepto superior, por encima de la innata vanidad, que conlleva recibir un premio: "Me siento orgulloso de ser de izquierdas y me siento muy orgulloso de cómo hemos hecho, todos en cooperativa, Un lugar en el mundo, cuyo mensaje es que se puede sobrevivir rescatando la ética. A pesar de que los tiempos son dificiles, me niego a aceptar que se acabó toda posibilidad de cambio".
Este cineasta argentino ha mantenido estrechas relaciones profesionales en España, ya que dirigió para TVE la serie basada en el detective creado por Manuel Vázquez Montalbán, Pepe Carvalho. Y, según desvela, su película Un lugar en el mundo contaba inicialmente con la participación financiera de TVE. "El guión estaba aprobado por TVE en el año 1989, pero luego sobrevino la crisis financiera de esa televisión y todo se paralizó".
Aristarain pidió un crédito al Instituto de Cinematografía de Argentina. "Sólo conseguí 250.000 dólares (unos 25 millones de pesetas)"; y, tal como hacen los campesinos en su película, decidió ofrecer a los actores y técnicos que "en lugar de cobrar su sueldo, participaran como cooperativistas y ya cobrarían más tarde, según fueran llegando los rendimientos de taquilla", afirmó.
Un lugar en el mundo, que costó alrededor de 120 millones de pesetas, ha sido vista ya en Argentina por 500.000 espectadores. "Hernos derrotado en la taquilla a Terminator II y también a Instinto básico, lo cual demuestra", explica, "que cuando hay buenas películas nacionales, el público acude a verlas más que a las nortearnericanas". El no cree que Un lugar en el mundo sea maniquea ni tampoco una película política. "Es mucho más sencillo", dice, "es una película sobre la solidaridad y las emociones de los seres humanos
De la situación actual del cine latinoamericano, Aristarain dice estar en contra de la globalización, aunque reconoce que es "preocupante". "Cada país latinoamericano hace su propio cine pero, por ejemplo, resulta estremecedor que en Brasil haya desaparecido el cine. En Argentina ahora hacemos unas siete películas al año y, aunque todo es aún muy anárquico, hay indicios de que las cosas funcionarán mejor".
Babelia
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