Intelectuales y periodistas despiden a 'Triunfo' con 10 años de retraso
La revista Triunfo, desaparecida hace una década, ha demostrado tener aún capacidad para movilizar a los intelectuales españoles. Así se ha demostrado durante las jornadas celebradas en conmemoración del 30º aniversario del nacimiento de la publicación, clausuradas anoche por el filósofo José Luis López Aranguren en la Casa de Velázquez de Madrid.
Además de esta capacidad de convocatoria, otro aspecto a destacar sería el señalado ayer por Ignacio Sotelo: "Estamos celebrando la despedida de Triunfo con diez años de retraso".En el ambiente ha flotado a lo largo de estas dos maratonianas jornadas (casi 12 horas cada día) la sensación de que Triunfo no ha pasado el relevo a ninguna otra revista que se convirtiera, como ocurrió entonces, en verdadera biblia de todo un gran sector de lectores.
Desde que estos encuentros fueran inaugurados por Fernando Lázaro Carreter, director de la Real Academia, han desfilado por ellos los pesos pesados de Triunfo, como José Angel Ezcurra, director; Eduardo Haro Tecglen o Márquez Reviriego (único ponente que en su intervención mencionó a todos los que tomaron parte en la publicación), hasta redactores, colaboradores y los incondicionales lectores. No estuvieron ni Javier Pradera, que se encuentra hospitalizado, ni César Alonso de los Ríos, que rechazó asistir debido a su incompatibilidad con otros participantes.
Las jornadas estuvieron especialmente animadas ayer con Manolo Vázquez Montalbán, Luis Carandell, Víctor Márquez Reviriego o Jesús Aguirre. Vázquez Montalbán opinó que Triunfo se benefició del embrión de una nueva vanguardia formada en España a inicios del 56. Sobre sus múltiples seudónimos en Triunfo, dijo: "Era una manera de dar rienda suelta al pluriesquizofrénico que todos llevamos dentro y también una manera de aligerar la sensación de que la revista se escribía entre dos o tres personas".
Anecdotario
Luis Carandell recordó el divertido anecdotario de su sección Celtiberia show, donde publicaba hechos reales. "Recuerdo el cartel que anunciaba: "Prohibido atropellar niños bajo multa de 50 pesetas", o la niña que vestida de comunión llevaba una corona de alambre con bombillas, las cuales se encendían en el momento de recibir el sacramento".
Marie Claude Dana sintetizó su investigación sobre la propuesta cultural de Triunfo, y Diego Galán relató que, dada la época, los críticos de cine también que informaban de cortes, censuras y expedientes.
Ramón Chao recordó los encuentros y desencuentros entre José Ángel Ezcurra y dirigentes del Partido Comunista de España como Carrillo o Santiago Álvarez. Éste, que no ha perdido pese a su edad ni un momento de las jornadas, cerró el encuentro del lunes cantando una vieja canción republicana. Otras firmas de Triunfo, como José Monleón, Ricardo Domenech, Jesús García Dueñas, Luis Racionero, José García Delgado, Miret Magdalena, Elías Díaz, Teresa Pàmies, Manuel Tuñón de Lara, Juan Antonio Bardem (quien cantó una canción falangista rememorando su adolescencia antes de ingresar en el PCE), José Luis Abellán o Antonina Rodrigo, también repasaron su anecdotario personal. Fernando Savater confesó que en Triunfo se convirtió, sin saberlo, en un posmoderno que igual hablaba de vinos de Borgoña que de caballos. Como lectores de Triunfo, estuvieron Juan José Millás, Luis Landero, Manuel de Lope o lan Gibson, todos ellos moderados por Juan Cruz, quien afirmó que "en un momento de silencio Triunfo era el ruido".
Aranguren señaló en la clausura que "hoy podría reaparecer Triunfo porque de nuevo necesitamos una revista que diga no, ya que nos encontramos en una época parecida a la de los años setenta. Vuelve la desesperanza".
Babelia
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