Ni la Expo ni los Juegos
El año 1992 fue todo lo contrario de lo que ETA se esperaba. La banda pretendía aprovechar la repercusión de la Expo, los Juegos Olímpicos, la capitalidad cultural de Madrid, e incluso la salida del Tour desde San Sebastián, para proyectar al mundo su causa a través de atentados con los que minar "la debilidad técnica del Estado". Pero, pese a que los terroristas segaron 26 vidas durante ese año, la imagen que el mundo percibió de ETA fue la de una banda terrorista en descomposición, que incluso pidió una tregua al Gobierno.La detención en Bidart del colectivo Artapalo en vísperas de los actos del 92 significó, en principio, la paralización de la actividad terrorista de la organización, que había empezado el año matando a cinco personas en el mes de enero.
El despliegue de seguridad para los actos del 92 fue espectacular: 16.000 soldados protegieron la línea del AVE Madrid-Sevilla y 22.000 agentes de la policía y la Guardia Civil tomaron Sevilla y Barcelona. Resultado: no hubo atentados ni en la Expo ni en los Juegos. Sí hubo uno contra una torreta del AVE, pero de los GRAPO.
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