Solución a 'la italiana' en el norte de Mallorca

Los 10 kilómetros largos de carretera que separan los pueblos de Deià y Sóller discurren por uno de los paisajes más espectaculares y emblemáticos de la isla de Mallorca, el litoral de la Sierra de Tramuntana. Las obras de reforma radical de esta vía de comunicación, que arrastran 10 años de polémica, están a punto de iniciarse ante la protesta de parte de los vecinos y el impulso de las autoridades locales y regionales, de tendencia conservadora.

Las obras, presentadas en público la semana pasada, afectan a un entorno singular y duplican el ancho de la tortuosa y típica carretera de montaña, con los consiguientes desmontes y viaductos para recortar en más de dos kilómetros el recorrido. El enlace Deiá-Sóller forma parte del balcón turístico del área montañosa de Mallorca, la zona menos explotada y destrozada de la isla, protegida por diversas normativas y para la que se ha pedido incluso la declaración de Reserva de la Biosfera de la Unesco. Los viaductos -o "puentes", como los llaman los defensores- planeados para salvar desniveles y curvas cubren tres tramos de unos 200 metros, con una altura de 11 metros. El autor del proyecto señala que es una solución la la italiana" (las grandes carreteras de ese país se basan en alternar viaductos y túneles)."Entre paisaje y velocidad optamos por lo primero y reclamamos una carretera integrada en este panorama excepcional, que sea cómoda, segura e invisible", explica Carles Tarancón, portavoz del veterano grupo ecologista GOB (Grupo Balear de Ornitología y Defensa de la Naturaleza); uno de los de mayor raigambre en España. "Ahora es un camino de tierra asfaltado, zigzagueante, viejo y obsoleto", afirma Gabriel Le-senne, director regional de Obras Públicas del Gobierno Balear, quien cree que la obra será "perfecta, insertada en la naturaleza, una ejecución de artesanía, con puentes enmascarados".

La costa norte de Mallorca es la postal más retratada por turistas y pintores. Un entorno que estremeció a grandes viajeros y artistas de principios de siglo; Russinyol y sus amigos aplaudían las puestas de sol en el mar y el escritor Robert Graves vivió medio siglo en una casa a tres pasos de la carretera, esperando entroncar con los personajes de la mitología. La polémica vía está integrada en este pintoresco y tranquilo enclave, en las estribaciones de la sierra, bordeando la costa, cerca de los despeñaderos. Es una ruta estrecha, lenta y dificil transitada por grandes autocares.

Voluntad desarrollista

El Gobierno balear, presidido desde 1983 por el Partido Popular, desarrolla un plan de modernización de las carreteras en el archipiélago. Uno de las proyectos pendientes es concluir la vía de la cornisa norte. La sierra norte mallorquina constituye el espacio natural más grande e importante de las Baleares y supone un tesoro natural y cultural preservado, hasta el momento, del turismo masivo, la urbanización y el negocio inmobiliario.Diferentes proyectos de grandes obras públicas afectan a este núcleo; además de la ya citada vía Delá-Sóller, las carreteras Estellerics-Banyalbufar, Peguera-Andratx, Esporles-Valldemossa y el túnel Andratx-Estellencs. Políticos progresistas y ecologistas advierten en todo esto una clara voluntad desarrollista del Ejecutivo regional, una forma poco moderada de promover el turismo de masas y la expansión de un urbanismo sin control, así como la quiebra de los modelos estables de los pueblos de montaña. "Estas carreteras destrozan el paisaje", concluye Miguel Ángel March, del GOB. "Será una incidencia gravísima en un paisaje grandioso".

"A los ecologistas no les gustan las carreteras. Se opondrían a cualquier proyecto", dice el ingeniero Le-senne. Afirma también que el 90% de la población apoya la reforma entre Deiá y Sóller. "Queremos que la carretera potencie el paisaje en un tramo excepcional".

Libertad de transporte

Las autoridades destacan que las carreteras son una respuesta a la demanda creada y que Ia libertad de transporte es casi tan importante como la libertad de pensamiento". En Mallorca, el índice de motorización es superior a la media europea.Vecinos de Deiá y Sóller, que no están representados en las mayorías que gobiernan en sus municipios, explican que su protesta no camufla intereses políticos ni particulares, ni es un recurso radical contra cualquier mejora: "En siete años, el Gobierno no ha efectuado ninguna obra de mantenimiento ni mejora de la actual carretera, lo que supone un chantaje para forzar a aceptar sus planes faraónicos".

Los alcaldes de los dos pueblos, tras rechazar durante años los planes anteriores, han aprobado finalmente con reservas el proyecto de nueva carretera, tasado en más de 500 millones de pesetas. El estudio de impacto ambiental realizado observa "zonas de impacto extremo".

En un reciente debate público sobre la polémica, Rafael Llompart, concesionario de la línea de transporte por autocar de Sóller, se manifestó abiertamente favorable al proyecto oficial y advirtió: "Dios quiera que un día no se despeñe un autobús". La coordinadora de vecinos y ecologistas formada para protestar contra el proyecto recalca que desde 1980 no ha habido ningún accidente mortal en la carretera.

El arquitecto García Delgado destaca que nunca ha tenido sensación de inseguridad y opina que Deià-Sóller, "es uno de los pocos sitios por donde se puede pasear en la isla".