Un liberal a la francesa
Edouard Balladur era el primer ministro virtual de Francia desde finales del pasado año. Al haber renunciado Jacques Chirac a repetir la experiencia de 1986-1988 y apadrinar la candidatura de Balladur a Matignon, sólo quedaba que los franceses confirmaran el 21 y 28 de marzo la aplastante victoria del centro derecha en las legislativas, y dentro de ella la preeminencia de los gaullistas sobre sus socios centristas.Chirac quiere que Balladur gobierne con eficacia una Francia en plena crisis mientras él sigue mimando su carrera presidencial. Uno y otro son radicalmente diferentes y quizá por eso se complementen tan bien. Chirac es activista, apresurado y extrovertido; Balladur es tranquilo, paciente y reservado. Chirac es un político nato y Balladur, como dijo una vez Marie-France Garaud, "un alto funcionario".
Se crió políticamente Balladur a la sombra del presidente Georges Pompidou. Era la eminencia gris del Elíseo, y eso en el doble sentido de la palabra gris, es decir, cerebro y discreción. Tras la muerte de su primer mentor, Balladur maduró a la vera de Chirac.
Evitar la polémica
El pasado 21 de marzo, en la primera vuelta de las legislativas, Balladur fue elegido por mayoría absoluta diputado por el distrito XV de París. Su campaña electoral evitó toda polémica. Su única crítica a los socialistas fue el "estado ruinoso" en que han dejado las finanzas públicas. Balladur no hizo ninguna promesa. "No cabe esperar milagros, hay que trabajar muy duro", repitió una y otra vez.
"Este hombre, discreto hasta el secretismo, ha avanzado en el barullo de los que corren hacia el poder con paso de abad, rodeado de una conspiración de silencio", escribe Daniel Rondeau en Le Nouvel Observateur.
Balladur nació en Esmirna (Turquía) hace 64 años en el seno de una familia de banqueros de origen armenio que había adquirido la nacionalidad francesa. Llegó a Francia de niño, estudió en la facultad de Ciencias Políticas y la Escuela Nacional de Administración. Está casado, tiene cuatro hijos y es católico.
Balladur es un liberal a la francesa, es decir, sin traicionar el espíritu de Jean-Baptiste Colbert, el ministro de Finanzas de Luis XIV que predicaba la intervención del Estado en la economía. Tiene muchos amigos en el mundo de la industria y la banca, pero también frecuenta a intelectuales y escritores. Profundamente conservador en sus gustos, Balladur tiene algunas pasiones secretas como la música de Johnny Hallyday, el viejo rockero francés. Pero lo que adora son los libros de historia y los textos de Pascal.
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