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El 'Mesías' de Tejas y 86 de sus seguidores perecen en un "suicidio masivo", según el FBI

El infierno se desató en la mañana de ayer en el rancho Monte Carmelo, cerca de Waco, una ciudad de Tejas, donde David Koresh, un iluminado de 33 años, que se creía Jesucristo, se había atrincherado hace 51 días. La jornada empezó con la decisión del FBI de poner fin al asedio con un blindado que abrió un boquete en uno de los edificios para introducir gases lacrimógenos. Cinco horas y media más tarde, dos miembros de la secta, prendieron fuego al edificio. Las llamas crecieron rápida-mente y el rancho quedó arrasado. Nueve davidianos, la secta dirigida por Koresh, se pusieron a salvo. Todos los indicios apuntan a que el Mesías de Tejas y unos 86 seguidores, entre ellos 17 niños, han muerto. Para el FBI, se trata de un "suicidio masivo".

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Un carro de combate Abrams, provisto de un brazo mecánico, avanzó hacia la fortaleza del supuesto Jesucristo a las seis de la madrugada (la una de la tarde en la España peninsular) y realizó varios agujeros en los muros de la finca. En otro asalto tres horas más tarde se introdujeron los gases lacrimógenos por los boquetes realizados antes en el edificio."Los gases no son mortales. Salid ahora con las manos en alto", gritaron a lo largo de la mañana por los altavoces los miembros del FBI a los seguidores de Koresh. Todos los adultos de la granja poseían máscara: antigas. Desde el interior de la fortaleza religiosa davidiana, la respuesta fue el martilleo de las balas disparadas contra los agentes del FBI, pero ninguno de ellos resultó herido. Después estalló el incendio.

Diversas explosiones confirmaron la existencia de grandes cantidades de explosivos y armas de fuego en el interior y convirtieron en una bola de fuego el refugio. El enorme viento que soplaba en la zona facilitó también la extensión del incendio cuyas llamas devoraban ante las cámaras de televisión, acantonadas a cuatro kilómetros del rancho desde hace más de siete semanas, los edificios donde se refugiaban 96 personas, 17 de ellas niños menores de 10 años.

Un portavoz de los bomberos que fueron llamados para luchar contra el incendio declaró que estaba "totalmente fuera de control" y que sería muy dificil encontrar supervivientes.

Los que prendieron fuego

Posteriormente, el FBI informo de que siete de los nueve davidianos que sobrevivieron a la tragedia sufren quemaduras de distinto grado. Según el FBI el fuego se inició en tres puntos diferentes del rancho y los agentes observaron cómo dos miembros de la secta portaban una especie de antorcha antes de que las llamas cubrieran los edificios en unos minutos. Entre los que se salvaron se encuentran los autores directos del incendio.

La fiscal general de EE UU, Janet Reno, asumió la responsabilidad de lo ocurrido y descargó de culpa al presidente Bill Clinton, que ayer se mostró "entristecido" por el desenlace de un asedio que tuvo a la policía en vilo durante 51 días. Reno dijo en una conferencia de prensa: "Yo aprobé el plan y soy la completa responsable de ello".

"Mi pensamiento y mis plegarias están con las familias de las victimas de David Koresh", señaló por su parte el presidente norteamericano, que subrayó que "los servicios policiales implicados en el cerco de Waco recomendaron el plan de acción llevado a cabo hoy [por ayer]". "La fiscal general me informó del análisis de los expertos y recomendó la acción para no seguir estancados con la política adoptada hasta ahora", aseguró Clinton.

Vivo o muerto

Bob Ricks, portavoz del FBI, informó que hubo "una masiva pérdida de vidas humanas", y agregó que le extrañaría que hubiera sobrevivientes. Todavía no se sabe si el líder de la secta, Koresh, está vivo o muerto.

Ricks reveló que uno de los supervientes de la secta explicó que en el momento del incendio los niños se encontraban en una planta superior y no se descarta que pudieran haber sido envenenados previamente para evitarles sufrimientos.

El portavoz del FBI dijo que ya sabían que Koresh tenía intenciones de suicidarse y que incluso hace unas semanas estuvo a punto de entregarse cargado de granadas de mano para hacerlas estallar y morir ante las cámaras de televisión.

Bonnie Haldeman, madre de Koresh, responsabilizó al FBI del trágico final del cerco y señaló que los agentes federales fueron "demasiado lejos".

Antiguos miembros de la secta de los davidianos indicaron que en el rancho había cámaras subterráneas pero no conocían los sistemas de ventilación. Según los expertos, sólo un sistema muy avanzado de ventilación permitiría que salvaran la vida los que tomaran refugiados en esas cámaras.

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