"Le quitas el bigote y no le queda 'na'
MadridSólo 10 de los 29 ancianos que acudieron al salón de la residencia para la tercera edad de Las Rozas sucumbieron a la modorra. Los demás, con una media de 86 años, se arrellenaron en las butacas con rosas rojas y amarillas en las manos y los ojales para reírse de José María Aznar cada vez que hacía mención a la ignorancia o desconocimiento de González sobre cualquier materia. En una ocasión Aznar se dirigió a González, con unas palabras parecidas a éstas: "Le digo a usted que de fiscalidad de impuestos no sabe nada". Un anciano gritó desde las últimas butacas: "Tu padre lo sabía mejor". Nada más comenzar a exponer su discurso el candidato del Partido Popular, Francisco Crespo, ex ingeniero industrial, y ex militar de la República, de 88 años, toda una autoridad moral y fáctica en la residencia, soltó a quemarropa: "Hablas igual que tu padre".
Gente como Ignacio Contreras, antiguo ebanista de 80 años, se encargaría de aderezar las palabras de Aznar con piropos tipo: "Vaya Charlot el niñato éste, qué payaso, qué poca vergüenza".
Y cuando José María Aznar le pedía a Felipe González que se tranquilizara y que no le interrumpiera, las viejecitas como Electra Gudi Camacho, muchas de ellas con su tragedia particular de cárcel, República y familiares fusilados, musitada entre bastones y sillas de ruedas, espetaban a Aznar: "Ya ves lo nervioso que lo estás poniendo".
Incluso antes de comenzar el debate ya quedó patente en el salón que lo ganaría Felipe González, a pesar de que alguno no coincidiera con las posiciones que expresaba la mayoría.
Mientras unas ancianas comentaban, elevando la voz para paliar sus sorderas, las terribles desventuras que sufrieron durante la dictadura, un anciano indignado se levantó del asiento y elevó el volumen del televisor hasta hacer imposible cualquier atisbo de conversación. Teresa, una de las más acérrimas felipistas de la residencia, explicaba al periodista: "Es que ése es uno de los pocos fachas que tenemos entre nosotros, y además es gay".
Pero los insultos más fuertes llegaron cuando José María Aznar le preguntó a Felipe González si le creía capaz de recortar 8.000 pesetas a cada pensionista. Paula García Cascales, soltó: "Sí, 8.000 y 10.000 también".
Entonces Aznar se refirió a su padre pensionista y ahí brotaron los mayores insultos. Después de comparar las supuestas posibilidades económicas del padre de Aznar con las suyas propias, un viejo soltó el más dulce de los improperios que se escuchaba en aquel momento: "Le quitas el bigote y no queda ná". Algunos de los otros insultos no los recoge aún el Diccionario de la Real Academia.
Para González, sin embargo, hubo cuatro aplausos: nada más referirse al affaire del telegrama "pedigüeño" (primero). Cuando le espetó Aznar: "Sí ríase, pero el que tiene que pagar no se ríe" (segundo). En ese momento Electra no reprimió un "¡olé, viva tu madre!". Al referirse al supuesto plan económico desfasado que intentó aplicar Calvo Sotelo (tercero). Cuando González aseveró que nunca acusó a Aznar de pertenecer a la extrema derecha y que si él mismo gustaba de calificarse así, ése era su problema (cuarto).
En las habitaciones de la residencia de Las Rozas aún quedaban 460 ancianos que, o bien dormían, o bien veían el debate en sus televisores.
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