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500 restaurantes iguales pero muy distintos

La misma decoración, las mismas fácturas, y también un dispar volumen de negocio

Organizaciones de drogas juego y prostitución. Ninguna de ellas está en manos de los chinos en España. Pero sí en Europa. La policía interpreta que la red extranjera se limita en España a lavar el dinero que gana en otros países del Viejo Continente, porque el aluvión de restaurantes chinos no cesa, a pesar de que se ha comprobado la evidente dificultad de que resulten ya un buen negocio. Varios agentes se han apostado durante días frente a restaurantes chinos enormes -los de mayor prestancia- cuyos locales cuestan unas 300.000 pesetas mensuales de alquiler. Comer allí, sin embargo, vale poco más de 1.300 pesetas, y algunos días los policías sólo vieron pasar a cuatro clientes. Otros, sin embargo, sí ofrecen una sensación de rentabilidad y se llenan muchos días, sobre todo los fines de semana.Todos los dueños o encargados de restaurantes chinos de Madrid consultados coinciden en reconocer que el sector está en crisis. Hace 22 años funcionaban en la capital ocho locales que ofrecían esta especialidad de comida. Ahora hay abiertos unos quinientos. Casi todos han sido decorados con un gusto similar y ofrecen la misma comida -"incluso con las verduras cortadas de la misma-manera", indica una especialista-, generalmente de poca calidad, según reconocen los mayores suministradores de alimentos chinos. Las coincidencias llegan al punto de que la mayoría suministran la cuenta en facturas elaboradas en la misma imprenta de Valencia.

El presidente de la Asociación de Chinos en España, Miguel Shiao, constituye una autoridad en la materia. Lleva 38 años en Madrid, está nacionalizado y fue uno de los primeros en montar un restaurante de calidad. Ahora reniega de todo el sector: "No hay uno bueno, pero sobre todo por culpa de los comensales españoles, que no saben exigir, piden siempre lo mismo y quieren pagar poco". Shiao ejerce de librero, quiosquero, y también como importador de productos orientales de comida en unos locales situados en los sótanos de la plaza de España.

Por lo general, no hay fichajes de cocineros especializados. Shiao hizo uno hace varias décadas, y a él no le salió bien, pero sí a su cocinero, Lee Yao Hsiung. El antiguo empleado se ha convertido en director general de Ibero China, la empresa de importación que suministra a casi todos los restaurantes madrileños y españoles, además de propietario del restaurante La Casa de Lee. La mayoría de los 500 restaurantes chinos de Madrid y de los 2.000 del resto de España recaban sus alimentos, sillas, lámparas, cuadros fluorescentes de aguas móviles y hasta el mínimo detalle del decorado de esta pequeña tienda situada en la calle del General Margallo (Tetuán). El local está abarrotado de cámaras frigoríficas porque la base de los alimentos que se exponen son congelados. Hay más de seiscientos productos distintos en el supermercado de Lee que abastece también a la colonia china de revistas del corazón escritas en su idioma, utensilios de cocina y fichas para jugar a machán, una especie de dominó.

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