Brutal reaparición de ETA en Madrid

Asesinos de ETA provocaron ayer de nuevo en el centro de Madrid un terror ciego que costó la vida a siete personas y dejó heridas a otras 25, entre ellas tres niños. Un coche bomba con 40 kilos de explosivo redujo a cenizas la furgoneta en la que viajaban seis militares y el civil conductor a las 8.15. Los cuerpos quedaron tan destrozados que a media tarde sólo dos habían sido identificados. En la zona, de gran tráfico, quedaron tendidos más de 20 heridos, entre ellos dos hermanas y un niño que esperaban el autobús. Casi un centenar de casas tuvieron que ser desalojadas por los destrozos. Una hora más tarde, otro coche bomba estallaba a unos 800 metros causando heridas a tres personas. En Bruselas, el presidente Felipe González calificó el atentado de "crimen espantoso".

"Vi a una niña de unos ocho años tumbada en el suelo con la cabeza destrozada, y a otros niños más ensangrentados, a la gente gritando, a dos señoras a las que les faltaba parte del pecho y una de ellas se abrazó a mí llorando". Así describía la escena Julio López, dueño de un bar situado en las inmediaciones de donde estalló el primer coche bomba, en la confluencia de las calles de López de Hoyos y de Joaquín Costa. Los niños heridos eran las hermanas Juana y Gabriela Cañizo, de 8 y 15 años, respectivamente, y Luis Gabarda, de 8. El padre de las dos primeras, médico del hospital Gregorio Marañón, pudo ver desde su domicilio la trágica escena. Además de los niños, otras 16 personas resultaron heridas. A última hora de la noche, cuatro de ellas seguían muy graves. La explosión fue de tal magnitud que decenas de personas que desayunaban en el mismo bar cayeron al suelo envueltas en una espesa humareda. "Todo comenzó a saltar; el bar se iluminó con las llamaradas que echaba la furgoneta", relató Julio López. El coche bomba fue accionado a distancia por los terroristas a las ocho y cuarto de la mañana. Una hora después estalló otro vehículo que los asesinos de ETA habían aparcado junto al número 87 de la calle de Serrano, a unos 800 metros del primer atentado. Esta segunda bomba hirió a tres personas. El atentado se produjo en medio de las negociaciones poselectorales para formar Gobierno y a las dos semanas de las elecciones, en las que Herri Batasuna sufrió un notable descenso. ETA no atentaba en Madrid desde noviembre pasado.