Croatas y musulmanes bloquean sucesivamente dos sedes de las fuerzas de la ONU en Bosnia
ENVIADO ESPECIALFuerzas del Consejo de Defensa Croata (HVO) bloquearon ayer con minas y camiones el cuartel general de la Fuerza de Protección de las Naciones Unidas en la antigua Yugoslavia (Unprofor) en la ciudad bosnia de Kiseljak. Esta acción es una respuesta al bloqueo de otro cuartel de la ONU, el de los cascos azules canadienses en Visoko, por los musulmanes, que intentan apresar a dos comandantes del HVO que se encuentran desde el 1 de julio en el interior, donde habían sido invitados a celebrar la fiesta de la independencia de Canadá.
Los musulmanes de Visoko, a su vez, exigen la liberación de seis de sus milicianos detenidos por el HVO como condición para levantar el cerco.Mientras cazas de la Alianza Atlántica patrullaban ayer a baja cota sobre el cuartel de las Naciones Unidas en Kiseljak, milicianos croatas armados con ametralladoras alemanas y Kaláshnikovs de varias generaciones impedían el acceso a la ciudad ante el cuartel de la UNPROFOR, situado a la entrada de la población.
Los milicianos reforzaron el cerco durante el día de ayer, duplicaron el número de minas ante los silenciosos soldados de la ONU y emplazaron un jeep artillado en dirección a las alambradas del cuartel. Dos camiones habían sido colocados además a pocos metros de la entrada del sitio. Los periodistas pudieron abandonar el lugar después de sostener un tenso diálogo con los milicianos, que mantenían una actitud desafiante.
Mientras, al norte de Bosnia, en la ciudad de Maglaj, las fuerzas musulmanas se baten a la desesperada, en durísimos combates cuerpo a cuerpo, con fuerzas conjuntas del HVO y de los radicales serbios, que han establecido una alianza contra la Armija bosnia. Dentro de Maglaj hay un total de 30.000 personas, mientras que tinas 10.000 han abandonado el lugar.
Cadáveres en la calle
Radioaficionados locales aseguran que los cadáveres se amontonan en las calles, y que una columna de tanques serbios se dirigía anoche hacia la entrada de la ciudad. También se registraron combates en Mostar, de donde salieron hace unos días los cascos azules españoles. Los bombardeos croatas contra las posiciones musulmanas dejaron ayer un saldo de ocho muertos, mientras prosigue la limpieza étnica contra los musulmanes.
Sarajevo volvió a sufrir ayer esporádicos bombardeos, pero de mucha menos intensidad que el sábado, una de las más terribles jornadas de las últimas semanas, en la que 1.506 proyectiles cayeron sobre la martirizada ciudad. Varios misiles cayeron, sin embargo, en los alrededores del aeropuerto, y dejaron un saldo de tres muertos. El nuevo comandante de las fuerzas de la ONU, el general francés Jean Cot, tuvo que renunciar a aterrizar como previsto en la capital bosnia ayer.
Por otra parte, el nuncio del Papa en Bosnia-Herzegovina, Francesco Montarisi, celebró ayer su primera misa en Sarajevo tras su llegada el pasado día 2. Asistieron numerosos miembros del contingente de la ONU en la ciudad. En Sarajevo viven unos 30.000 católicos.
Las bombas no son ahora la única amenaza con que se enfrenta Sarajevo. Epidemias de tifus y disenteria pueden extenderse muy pronto por la ciudad ante la inexistencia de bombas para extraer agua, según el doctor Nedim Jaganjac, que trabaja para el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Por otro lado, dos policías serbios fueron heridos ayer en Pec, ciudad al sur de Kosovo (región con mayoría albanesa), cuando hombres armados atacaron un control policial. Observadores internacionales están desplazados en Kosovo ante el temor a que se produzca un estallido de violencia étnica.
Mientras, en Belgrado prosigue la huelga de hambre, iniciada el pasado jueves, del líder opositor serbio Vuk Draskovic, detenido desde el 2 de junio. Según su abogado, el estado de salud de Draskovic está empeorando de manera preocupante. Varios millares de manifestantes desfilaron anoche por las calles de la capital serbia para exigir su puesta en libertad inmediata.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.